PURE BLOOD; Regulus Black

Chapter two

Una semana ha pasado desde que Nisha Dolohov y Daemon Malfoy aparecieron como los nuevo profesores en aquel colegio.

Varios estudiantes estaban encantados por la forma en que el joven Malfoy impartía sus clases.

Era carismático, amigable e incluso parecía que tenía cierto don por la educación.

Pero claro que eso no evitaba ciertos rumores, como era posible que el hijo primogénito de Abraxas Malfoy sea capaz de convertirse en un cirquero, no era digno del apellido Malfoy.

Daemon se encontraba redactando una carta a su señor que sería envida con un encantamiento de Runas.

"Estimado Señor Tenebroso:

En el colegio al parecer nadie sospecha que usted nos ha enviado como infiltrados o tal vez el viejo director Dumbledore esté demasiado ocupado limpiando su nariz en la oficina como para darse cuenta de lo que sucede bajo sus narices.

Aún no se ha visto paradero de aquel objeto misterioso, si tan solo tuviéramos una pista clara no estaríamos en un laberinto.

Hemos estado escuchando rumores acerca de una organización con el fin de derrotarlo, algunos alumnos murmuran sobre si serán reclutados al terminar su estadía en el colegio.

Si las víctimas de familias Muggle aumentaran, tal vez los rumores pararían, prepararé una lista de las familias con hijos muggle qué hay en el colegio."

— ¿No crees que esto nos delataría a todos en este momento? — cuestionó Nisha.

— Es información que debemos dar al Señor — respondí Daemon. — Iré a entregarla.

Daemon salió de su oficina donde se encontraba junto a Nisha. La joven permaneció en su lugar con una mueca en su rostro.

El rubio salió del lugar caminando por los pasillos desiertos.

Sirius Black se encontraba en silencio en la sala Común de Gryffindor. Algo totalmente inusual en él.

En las últimas semanas el ojigris pasó en silencio, quedándose en su sala común sin ir a realizar bromas con sus amigos.

Lily cerró su libro al ver el silencio que rodeaba a Sirius Black.

— ¿Estás bien? — preguntó Lily Evans al Black.

El pelinegro levantó la mirada dejando de jugar con aquella carta.

— Estoy bien — mintió.

— Has estado callado últimamente, específicamente desde que el profesor Malfoy llegó ¿lo conocías?

Lily llevaba unos meses saliendo con James, ya era parte del grupo de chicos. Incluyendo que se había hecho amiga de cada uno de los chicos.

— ¿Cómo es que sabes todo eso?

— He estado prestando atención a todos desde que salgo con James — respondió Lily. — Me dejaron ser parte de su grupo.

— ¿Si te cuento un secreto prometes no decirle a James?

Lily se acercó a Sirius sentándose enfrente de él.

— No se lo dire ni a mi sombra — respondió Evans.

Black deseaba en ese momento un cigarrillo, fumar dentro de un lugar sin una gran cantidad de ventilación era prohibido.

— Cuanto tenía trece conocí al profesor Malfoy en una fiesta de familias sangre pura — comenzó Sirius su diálogo. — Me encantaba hacer coqueteo a quien fuera con tal de no pasar tiempo con mis padres. Nadie los seguía. Hasta que él...

— ¿Te siguió el coqueteo?

Black asintió.

— A los catorce comenzamos una relación, terminó el verano pasado sin una causa aparente. Sabía que era parte del círculo del señor tenebroso — suspiró Black acomodándose en el sofá y quitando su corbata. — Yo realmente estaba enamorado.

— Rompió tu corazón.

Él asintió. — Ahora lo veo todos los días en el colegio, le acercó para buscar una respuesta al repentino rompimiento de nuestra relación y siempre termina ignorándome.

Sirius se levantó del sofá saliendo de la Sala Común en búsqueda de una botella de licor en las cocinas.

Durante su camino a las cocinas, escuchó el ruido de alguien cercano.

— ¿Identifíquese?

La voz.

Aquella voz Sirius la conocía perfectamente, lo estuvo observando desde semanas, lo veía al pasar.

— Daemon.

El Malfoy bajó su varita al escuchar la voz de Sirius Black.

— Black.

La incomodidad era evidente en el aire, ambos no deseaban estar uno frente al otro.

— Al final del día nos convertimos en dos extraños ¿cierto? — preguntó Sirius al verlo alejarse.

— Dos extraños que se conocen a la perfección — respondió Daemon.

— ¿Algún día me dirás por qué terminaste conmigo?

— Un día entenderás que las personas de mundos diferentes merecen a alguien de su mismo mundo que este dispuesto a romper hasta el infierno por luchar por ese amor.

Sirius vio como Daemon se alejaba. Ese rubio que estaba delante suyo ya no era el mismo que le juraba amor eterno cuando él tenía catorce.

Ese amor se extinguió.