CAPÍTULO 20

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Después de que San le dijo que el dormir juntos era un poco íntimo para él, volvió todo a la normalidad

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Después de que San le dijo que el dormir juntos era un poco íntimo para él, volvió todo a la normalidad. Bueno, casi todo. Wooyoung empezaba a sonrojarse de más cuando San lo observaba fijamente o cuando lo sentía cerca de él.

Y San se aprovechaba de eso.

─ Te ves bonito hoy. ─ comenta el mayor cuando ve al castañito bajar las escaleras listo para regresar al instituto, y obtiene lo que quiere. Un Wooyoung sonrojado.

─ Ya.

El pelinegro ríe ante su queja. ─ ¿Listo para hoy?

─ Sip.

─ Entonces, vamos.

El camino hacia el instituto fue divertido para San, quien no paraba de halagar al menor. ─ Sigue así, y no te hablo más.

─ Ey, con eso no se juega. Ya tuve mucho con los otros días. ─ finge un escalofrió.

─ Exagerado.

─ Bueno pues, yo si te extrañé eso días. ─ dice con normalidad, provocando en el menor cosquillas en el estómago.

─ Ajá.

─ De verdad.

Wooyoung intenta ocultar su sonrisa, pero es tarde cuando San se da cuenta del gesto. ─ Te gusta que te digan ese tipo de cosas ¿no?

─ Solo si eres tú. ─ responde con rapidez antes de salir del auto y correr al interior del lugar dejando pasmado al pelinegro.

─ ¡Wooyoung, no corras! ─ y aunque las palabras se repetían en su cabeza, no podía evitar preocuparse por el menor al verlo correr. ─ Nunca escucha.

─ Entonces... ¿ya se confesaron? ─ la voz de su mejor amigo lo sobresalta. ─ Ni que fuera un fantasma o algo.

─ No, eres peor que eso.

─ Estúpido. ─ lo golpea provocando una risa en el pelinegro. ─ Ahora sí pareces feliz.

─ Pues...sí.

─ Lo que sea que le hayas dicho, funcionó.

El recuerdo de esa noche le hace sonreír. ─ Vamos, la clase empieza pronto.

Ambos se dirigen al aula en donde cada uno se sintió con su compañero de asiento. San sonríe feliz cuando encuentra a Wooyoung recostado sobre la mesa con su carita escondida entre sus brazos.

─ ¿Avergonzado? ─ pregunta mientras coloca sus brazos en la mesa y pone toda su atención en el menor. ─ Me gustaría que lo repitieras otra vez.

─ Déjame. ─ su voz suena ahoga debido a la posición en la que esta. ─ Olvida lo que dije.

─ Me niego a hacerlo.

─ San. ─ se queja. ─ Olvídalo.

─ No, no. ─ ríe ante el puchero que deja ver el menor cuando levanta la cabeza. ─ Serán mis palabras favoritas.

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