Capítulo I

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Mensaje de Chat: [IPhone Helena]

- Alice: Buenos días, avísame cuando llegues a España. Tengo que acabar de redactar unos documentos pero en cuanto pueda te llamo. ¡Arrivederci, Bella!

Iba a contestarle a mi hermana cuando de repente un desconocido me llama la atención, llevaba una maleta negra vieja por lo que se ve, no era muy grande, simpática, diría yo. Era de estatura baja, su pelo era castaño, su tez, tenía un aspecto bronceado, como si hubiese estado un buen tiempo de vacaciones, intenté fijarme en su rostro pero sus gafas me obstaculizaban parte de el. Y una mascarilla tapaba lo único que faltaba de su cara. Al parecer su intención era esconderse de algo o de alguien, ni que fuera famoso - reí en mi mente - El individuo iba acompañado de una chica la cual esta no tenía problema de que la vieran, al contrario llamaba la atención al ir emparejada con Mister 'invisible', perdón, perdón, olvidad ése comentario.

Instantes después noté una mirada fija en mi persona, yo estaba con mi teléfono móvil pero a veces te percatas de que algo a tu alrededor está pasando o está por pasar. Levanté mi cabeza ligeramente y con mi mirada busqué de donde venía ésa intrigante vista. Era él, Mister invisible, pero esta vez sin sus maravillosas gafas. Pude verle la mirada por primera vez, ésa mirada que se me hacía muy familiar, pero lo que realmente no sabía era que no sería la última vez que la vería.

Un poco asustada cogí mis cosas y fuí a dar mi último paseo por el aeropuerto de Turín. Realmente volvería a pisar ése aeropuerto dentro de un tiempo, pero dejarme ser algo dramática.

Miré el panel de vuelos cuando me dí cuenta de que me quedaban a penas quince minutos para embarcar. No tenía mucho tiempo antes de irme pero no pude evitarlo y mi vista se posicionó en una pequeña librería vieja, al parecer no era un sitio muy conocido, la gente a penas se paraba a mirar ciertas escrituras. Decidí adentrarme sin saber que casi me llevaría la librería entera. Una vez dentro mi mirada se veía reflejada en tantos estantes que se me hizo difícil saber por donde empezar a mirar. Finalmente opté por mirar los libros de la estantería 16. Habían cientos de libros donados por la gente, me pareció triste porque todos eran realmente interesantes pero mi mente se centró en uno, desde el primer momento supe que ése libro me iba a acompañar durante toda la aventura que me esperaba fuera de Italia. Se titula 'Cuando nos volvamos a ver'

Después de haber estado unos diez minutos leyendo las sipnosis de los libros y escogiendo cuantos de ellos me iba a llevar decidí dirigirme a la embarcación 104. Una vez cruzada la puerta de embarque sabía que una nueva aventura me esperaba lejos de aquí. Posteriormente me asusté por la voz de megafonía, simplemente estaba comunicando de que a mi avión le faltaba poco para comenzar su trayecto. Así que poco a poco fuí adentrándome en el, en busca de mi asiento me topé con que me tocaba sola, sentí un gran alivio.

Una vez ya acomodada en en la butaca le envié un mensaje a Alice.

Mensaje de Chat: [IPhone de Alice]

- Helena: ¡Ciao, Ali! Estoy a punto de poner rumbo a España, se que ahora te encuentras ocupada pero llámame cuando veas el mensaje. ¡Arrivederci, ti amo!

Una vez enviado el mensaje sabía que me quedaban dos horas y diez minutos de vuelo por delante. Tenía tanto entusiasmo por volver a España yo sola que me quedé en trance durante veinte minutos. Me volví a recomponer cuando una voz me sacó de mi mente.

- X: Disculpa señorita, aquí tiene su comida, que disfrute del servicio. - sonrío -

- Helena: Muchas gracias, lo haré. - posteriormente le devolví la sonrisa -

Era la azafata, se mostró bastante simpática conmigo al igual que con el resto de pasajeros, por supuesto era joven, le pondría quizás tres o cuatro años mayor que yo solamente. No sé porqué suelo fijarme tanto en las personas, pero tanto que en cuarenta segundos ya puedo saber absolutamente todo de tí con tan solo una mirada o algún que otro gesto. Da miedo, puedo percatarlo, pero es lo único que he sacado de mi madre. La atención.

Aún me quedaban cincuenta y cinco minutos para llegar a Madrid, casi una hora. Rebusqué en mi mochila el libro del cual he estado hablando antes, estaba dispuesta a empezarmelo en el avión. Y sin ningúna duda y a falta de minutos, abrí la portada y me adentré en sus páginas. La primera sensación que noté, fué el contacto de mi piel con el cartón, seguido del papel rugoso de sus páginas perfectamente llenas de letras.

Media hora después, a tan solo veinticinco minutos de aterrizar, mi mente se quedó colapsada con una frase del libro. También sacada de una bella canción.

' Solo fuí una malcriada que rompió tu corazón, con una vida nueva que aprender, por desgracia ya nada volverá a ser como ayer '

Ésa frase me dejó pensando, un amor que fracasó, que se intentó pero que no se dió porque uno de los dos falló. Ahogandose en sus penas unos de los dos se quedó. Y así como la vida, su corazón se quebró. - anoté seguidamente en el poco espacio de página que quedaba debajo de ésa frase -

Pasado el tiempo de vuelo, guardé mis cosas para acto seguido cogerlas y desembarcar en el aeropuerto de Barajas-Madrid. Ya me situaba en una de las partes de la capital de España. Estaba a minutos de volver a rencontrarme con Álvaro. En verdad me sentía algo melancólica tras haber dejado a Alice sola en Turín, sin compañía de nadie. Pero lo único que me levantaba el ánimo era que volvería a verla. Dentro de un tiempo, pero la vería. Voy a ir empezando a restar los días a partir de hoy.

Mensaje de Chat: [IPhone de Helena]

- Helena: ¡Holaa! Ya estoy en Madrid, cuando esté con Álvaro te aviso, ti amo Ali.

Alice: En linea

- Alice: ¡Holaa, Bella! De acuerdo, me quedo tranquila al saber que estás bién, yo sigo estresada pero estoy a punto de acabar. Hablamos luego. ¡Baci!

Una sonrisa se dibujó en mi cara al saber que Alice estaba bién, es un tanto difícil para mi no tenerla cerca ya que siempre vamos juntas a todas partes, pero debo aceptar que ella ya tiene la vida prácticamente hecha. És mujer de un jugador de fútbol profesional, tiene tres hijos maravillosos Leonardo, Edoardo y Alessandro a los cuales amo, y una nena preciosa, Bella, quién empezó a ser mi diamante desde que supe que mi hermana estaba embarazada por cuarta vez.

Desbloqueé mi teléfono por milésima vez, admirando el fondo de pantalla, era mi familia, la que añoraré el tiempo que me refugie en España, Acto seguido llamé a un uber para que me llevara a la concentración de la Selección Española, donde se encontraba mi cuñado. Él me hará un hueco para permanecer en la residencia en la que se encuentran los jugadores hasta que encuentre donde instalarme más ampliamente.

Amor Incondicional [Pedri González]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora