Capítulo III

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Tengo la sospecha, 

de que algún día, dentro de poco,

me estallará el corazón de tanto pensarte.

- [ Ross ] 


La frase de aquel profundo libro poético atravesó las rígidas capas de mi corazón conectándose así de una forma con mi cerebro, y es que no sé porqué pero en mis pensamientos solo aparecía el canario de ojos bonitos. Puede que lleve simplemente algunas horas, pero mi conexión con él ha sido instantánea. Así como si de una explosión química se tratara.

Me encontraba arreglándome para la última cena antes de visitar Qatar, ya que al parecer nos íbamos mañana pasado el amanecer. Estaba súper nerviosa ya que quería causar buena impresión ante la presencia de tantas personas. Mi instinto me pedía que llevara algo cómodo, pero sin vergüenza me adentré en la aventura optando por un vestido negro corto y apretado, clásico, pero no dejaba de ser elegante. Complementando mi apariencia cogí unos tacones medianamente altos, negros también. Ahora sí, mi maquillaje fue simple, natural, aun que un poco más arreglado, ya que normalmente uso rímel y gloss labial. Acabe con la fina línea de mis ojos con el delineador acompañado de una sombra de ojos marrón café. Seguidamente adorné mis orejas con pendientes, y envolví mi cuello con mis collares favoritos, al igual que hice con mis muñecas, resaltadas de pulseras. 

Antes de salir de la habitación de Pedri, le envié un mensaje a Alice. 

- Helena: Ciao Ali, estoy preparada para la cena, luego te llamaré, Álvaro estará presente, os echo de menos. - escribí el mensaje algo entristecida, pero seguía pensando en el plan de esta noche-.

Con el entrenamiento no he tenido la oportunidad de volver a notar la presencia de Pedro enfrente de la mía durante horas. No he vuelto a disfrutar de su aroma, pero sé que lo haría dentro de unos minutos. Justo estaba por salir cuando una risa cálida detrás de la blanca puerta me aceleró el pulso. Pues evidentemente era él, mi compañero de habitación. La puerta fué desplazándose lentamente hacía delante dejando entrar al canario. Una suave sonrisa se dibujó en mi cara, pintando así una en sus labios, sonrió amablemente al verme allí. 

Su mirada estuvo contemplándome durante escasos momentos. Intenté relajarme pero sus ojos me lo prohibían. El ruido que emitió la puerta al cerrarse rompió aquel cómodo silencio dejando una expresión de susto en mi rostro. Pedri rió, dejándome ver sus dientes en aquella gran sonrisa, el tono de sus carcajadas era contagioso, ambos reímos. 

Después de ése golpe de gracia, me contempló, sin olvidarse ni una sola parte, analizó toda la figura que contenía mi ser. Pude ver una mirada intensa deslizándose por mi vestido.

- Entonces, ¿tu intuición es ir así a la cena? - preguntó con una sonrisa forzada y una mirada un tanto celosa -. Intenté ser seria, mantener mi persona firme, pero su rostro parecía sacado de un cómic, así que reí sin despecho, él no parecía entenderlo, pero su cara de celos desapareció en cuánto me acerqué lentamente a su persona. Envolví mis brazos en su torso perfectamente trabajado, también logré notar sus manos en mi cintura y a tan solo siete u ocho centímetros de su boca, repondí.

Pienso ir así, pase lo que pase canario - quise imponerle, aun que sin duda alguna creo que lo que conseguí en sí, fue acelerar sus latídos -. No hace falta ponerse tan nervioso - deposité un beso en el lado derecho de su cara, para después mirarle directamente a los ojos, esos ojos marrones que con nada llamaban mi atención. -. Al separarme noté un suspiro por su parte. Intenté pensar. ¿Acaso lo pongo nervioso? ¿o es que algo más abajo de su cintura había crecido por la situación?

Helena, espera - Pedri agarró mi mano con cuidado -. En ése momento mi piel comenzó a erizarse, formando así unos nervios en mi interior que logré esconder. Éste chico verdaderamente me deja sin aliento con el más mínimo detalle que tenga o haga. Mis ojos seguían la ruta de sus dedos, cuidadosamente nos fuimos acercando mutuamente, dejando los pensamientos a flor de piel. Podíamos sentirnos conectados al cien por cien, nuestras respiraciones inhalaban y exhalaban a la vez, continuamente. Su mano derecha fue directamente a mi rostro, dejando una suave caricia en mi rosada mejilla. A la espera de varios instantes, él accedió, me besó, el tacto de sus labios era agradable, podría definirlos perfectamente, eran seda pura, suaves y acalorados. Nuestras bocas conectaban a la perfección, y ambos lo sabíamos. Sus manos recorrían sin piedad ninguna todo mi cuerpo, las mías sólo se posaban en la parte posterior de su cabeza, entrelazando mis dedos entre sus cabellos oscuros. 

Minutos después nos separamos por falta de aire, ya que si no hubiera sido por eso, nuestras bocas aún seguirían en movimiento. Mi corazón tomó las riendas de la situación dejando así a mis pensamientos nublados. Nunca había sentido tanta química con alguien, y encima en un abrir y cerrar de ojos, nunca mejor dicho. 

Pedri sonrió - Me encantas - me dijo depositando otro pequeño beso sobre la comisura de mis labios hidratados -. Tengo que ducharme para así prepararme - comentó el canario, dejándome una mirada iluminada y una sonrisa tierna haciéndome saber que quería que lo esperara -. Está bién te espero - le devolví la sonrisa seguido de un corto pero tierno beso, de nuevo en sus labios -. 

Acto seguido, me tiré en la cama y aproveché para contestar mensajes, revisar noticias, y como no, esperaba ansiosa ése puesto en la Universidad, ya bien sabía que no me iban a matricular, pero decidí darle una oportunidad, fallida hasta el momento. Realmente no tener noticias después de tres semanas, era duro, mis esperanzas recaían. No quería eliminar el acceso, ya que recuerdo con nostalgia el momento en el que llegó el folleto de candidaturas de universidades a mi casa. Simplemente, después de recordar aquella situación salí de la página web con la mínima confianza, con tan sólo una gota de esperanza, ya que esperaría hasta el último momento hasta que me accedieran.

Mi personalidad era también algo bipolar, ya que si me accedían tendría que marcharme por completo de Italia, y todo el mundo lo sabe, dejar a la familia atrás no es nada fácil. Sin embargo, me tocaría escribir mi vida en solitario, día tras día. Se me hacía extraño pensarlo, pero no tiene porqué darme miedo, y sí, tan sólo tengo dieciocho años, a las puertas de los diecinueve, pero creo que necesito tomar un camino nuevo. 

Y si algún día abres los ojos y no me ves, 

olvídame, habré tomado rumbo hacía un nuevo lugar.

Y si algún día me vuelves a ver, abrázame,

 porque habré vuelto tan sólo por tí.

No pude evitar escribir ésa estrofa en las notas de mi teléfono, quizás en algún otro momento de mi vida pueda acceder a utilizarlo. 

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2023 ⏰

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Amor Incondicional [Pedri González]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora