ocho

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—Despierta.—intentó levantar al mayor, ahora él quería ir al baño, el día anterior el mayor fue otras dos veces y el menor por pena solo fue una vez. Pero ahora quería ir otra vez.

—Mmmh no.—lo abrazó para volver a ponerlo con él en las cobijas.

—Ya despierta, son las ocho.—intentó zafarse del abrazo.

—No, yo me levanto hasta que me de hambre.—quiso volver a dormir.

—Hablo en serio, si no te levantas me voy a enojar.—y Chan no tuvo de otra más que levantarse, le daba miedo escuchar a su futuro esposo enojado.

—Bien, nos arreglamos, comemos algo y nos dirigimos al centro comercial.—decía el más alto terminando de leer el mensaje, parece que las llaves de la casa siempre estuvieron debajo del tapete y que los estaban esperando en el centro comercial para la segunda pista.


[...]


—Gracias por traernos, Yeji.—agradeció Chan antes de bajarse del coche. Habían visto a la chica mientras iban saliendo de la casa, y Seungmin le pidió que los llevara al centro comercial. Ninguno quería ir en camión, y no tenían dinero para taxi.

—¿Cuál "gracias"? Dame billetes.—sabía que sería en vano pedirlo, pues los otros dos se bajaron corriendo y se fueron.

—Casi me caigo.—decía Seungmin recuperando la respiración.

—Ah, si es cierto.—comenzó a reir recordando lo que pasó hace menos de dos minutos.

—Eres cruel...—negó con la cabeza y caminó.

—¿Me perdonas?—se acercó al más alto.

—Si me besas si.

—Bueno, no me perdones.—caminó más rápido y evitó la mirada, eso de sonrojarse por todo estaba comenzando a fastidiarle.

—Ya, está bi-

—¡Helado!—interrumpió a Chan y comenzó a correr por el helado, el cual estaba al dos por uno, así que obviamente si compraron los dos.


[...]


—Entonces yo dije "I like chiken".—todos en la mesa comenzaron a reír por la anécdota del chico.

—Oigan, ¿no se supone que estábamos aquí para algo en específico?—preguntó Felix a los otros nueve.

—Oh cierto.—Momo revisó su celular y al ver la hora recordó que seguramente los otros ya habían llegado.—Felix, Jisung, les toca.—y ambos nombrados se fueron corriendo.


[...]


—Te acabas de terminar tu helado, ¿ya tan rápido vas por un café?—preguntó mirando a Chan que ya los estaba llevando a la fila.

—¿Tienes algún problema con eso?—lo miró y al ver al otro negando sonrió.—Me da un café bien cargado por favor.

—¿Por qué tanto?—le preguntó y luego siguió buscando a alguien conocido para saber qué estaba pasando, realmente estaba prestando más atención a lo que pasaba afuera que a su amigo.

—Para que se me quite el sueño de que me hagas caso, cabrón.

—¿Qué?

—Que hace mucho calor, jaja.


EmbarazosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora