🍸19🍸

1K 114 9
                                    

— ¡Por amor de Dios al fin! Tomen el resto del dinero y largense — Shigaraki miraba con enojo a aquella mujer, entendía al menor, si ella fuera su madre sin dudas escaparía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¡Por amor de Dios al fin! Tomen el resto del dinero y largense — Shigaraki miraba con enojo a aquella mujer, entendía al menor, si ella fuera su madre sin dudas escaparía.

— ¿Qué le hará? — pregunto mientras contaba el dinero.

— No te interesa, solo diré que aprenderá quién manda aquí.

Sin más la mayor los echo de su casa, cerró la puerta con llave, subió las finas escaleras hasta dar con una habitación, en esa la puerta tenía un infantil letrero "Izuku" la peliverde abrió levemente la puerta viendo al pecoso dormido cómodamente en su cama, todo el lugar le recordaba que lo estaba haciendo era correcto, no podía dejar que su hijo fuera tras sueños idiotas que solo lo decepcionaría.

Cerró la puerta con un suspiro, bajo a la cocina para preparar algo de comer antes de que el pecoso despertara.

Mientras tanto, en la isla todos estaban desesperados, se suponía que había salido de la ducha y había ido a ver las estrellas, pero no, el pecoso no estaba ahí y tampoco había indicios de haber querido escapar o algo por el estilo.

Todo estaba en su debido lugar, Izuku no había escapado, se lo habían llevado.

— ¡Cómo que no hay señal! — Kaminari miraba con enojo su celular, mierda, quería hablarle a sus padres y preguntar, pero no, no podía.

— Es muy obvio que no va a haber señal aquí, es una isla, menso — le reclamo el rubio mayor.

— Calmense, no pudo ir muy lejos — dijo Mirio, todos le vieron con cara de pocos amigos, así que mejor solo se callo.

— Si calculamos el tiempo, el viento que había, la marea y como la arena estaba levemente movida, es más que obvio que fue un secuestro y se dirigían a la ciudad, si medimos el tiempo de aquí a allá, llegaron hoy por la mañana — todos vieron a la albina, el rubio se rasco la nuca mirando a su mejor amiga.

— Jejeje, Eri es muy inteligente aquí entre nos.

— Lo que no lo tienes tu, lo tiene ella — burló Tamaki, los demás solo rieron.

— ¡En fin! Debemos saber dónde está Izuku-Kun, ahora mismo puede estar solo, asustado, con frío...

— ¡Mamá sabes que no comería eso ni aunque fuera lo único que hay en esta tierra! — sip, Izuku había despertado, su madre le había llevado un poco de comida estadounidense, Izuku aborrecía ese país y toda su "gastronomía" y que ahora su madre, que claro ya se había dado cuenta que ella misma lo había mandado a secuestras, intentaba darle semejantes porquerías.

— ¡Me importa poco Izuku, comerás esto porque hoy es el día libre d ellas sirvientas y no sé cocinar nada más! — el pecoso sostenía el tenedor amenazante, la peliverde mayor se arrojó a él, empezando una pelea en el suelo que claro ganó Inko.

— No sabes cuánto te odio — dijo el pecoso en un susurro.

— Gracias cariño, el sentimiento es mutuo, ahora come — sin más remedio el pecoso comenzó a comer, mientras la peliverde lo miraba fijamente, Izuku se sentía claramente incómodo, en cualquier caso pensó que su madre lo interrogaria o algo parecido, pero no, era la misma Inko de siempre.

Club Nocturno (🍷Dekubowl🍷)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora