3. Bases y condiciones (PARTE I)

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2 de Enero de 1993.

Los días pasaban y Kurt aún no había recibido noticia alguna de la inminente gira de Nirvana junto a Guns N'Roses. Las bases y condiciones aún no estaban del todo claras así como tampoco sus ideas y pensamientos. Estaba intranquilo en su cocina, bebiendo el primer café del día mientras su esposa y su bebé dormían en el piso de arriba.

Pensaba en Axl, en su secreto más grande del cuál él era guardián y quería salir a gritar a los cuatro vientos que este era un farsante, que había construido su fama a base de mentiras sobre su verdadero ser... Pero no podía, sin importar cuánto lo deseara, porque los códigos morales de Kurt eran más grandes que cualquier mentira. Sin embargo, le gustaría saber lo que pasaría si la situación fuese al revés... ¿Podría confiar en él? No lo conocía lo suficiente como para armar una hipótesis al respecto, así que se limitó a dar un trago a su bebida caliente y mirar por la ventana como caían pequeños copos de nieve sobre el cesped de su jardín.

9.37 A.M sonó el teléfono, sacando al rubio de su trance. Dejó la taza humeante de café sobre la mesa y se fue hacia el living dónde estaba el ruidoso aparato colocado en una pared.

—¿Hola? ¿Quién habla?—preguntó con la voz mas ronca de lo habitual, lo normal por la mañana. Silencio total.—¿Hola? ¿Hay alguien ahí?—el rubio volvió a preguntar, entre impaciente e irritado.

—Hola, Kurt...—esa voz.—Soy yo, Axl.

—Que sorpresa...—susurró el rubio, dibujando una sonrisa en su rostro ante la inesperada llamada.—¿Qué haces llamándome tan temprano? ¿Acaso quieres una cita conmigo?—preguntó burlón, pensando que Axl estaría ardiendo de la furia al otro lado de la línea.

Pero estaba equivocado.

—Algo así...—contestó el contrario, ignorando sus payasadas.—Necesito hablar contigo a solas.

El rubio alzó ambas cejas sin poder creer lo que estaba oyendo, pero en vez de intentar sacar más información, siguió con sus bromas con la intención de fastidiar a Axl un poco más antes de colgar.

—¿Acaso sientes algo por mí? ¿Es eso?

—Eres un imbécil.—replicó Axl tratando de no perder los estribos.—Pero necesito hablar contigo sobre... Ya sabes.

Si, Kurt lo sabía perfectamente y no era un tema que pudiera resolverse por teléfono. Debería enfrentarse cara a cara con Axl nuevamente.

—Bien. Dime dónde encontrarte.

*****

La lujosa mansión de Axl Rose era el punto de encuentro para esta reunión, porque al pelirrojo no se le ocurría ningún lugar en el que dos estrellas de rock pudieran pasar desapercibidas. No quería ver su imágen junto a la de Kurt Cobain en las revistas, armando hipótesis de su encuentro, inventando falsos rumores sobre una posible amistad o reconciliación que no existe ni existirá entre ellos dos. Se odiaban y punto. Kurt odiaba todo lo que Axl predicaba, ninguna opinión que saliera de los labios de este para él era válida. Axl odiaba al rubio por el mensaje desesperanzador que siempre compartía con el mundo, aunque al fin y al cabo, en un mundo desesperanzador vivían y Kurt solo retrataba la realidad en sus letras.

Igualmente, a pesar de la tristeza y desesperanza, el corazón de Axl dio un vuelco al abrir la puerta y encontrarse a Kurt con su pequeña bebé en brazos.

—Viniste con compañía.—fue lo único que pudo decir, sonriendole a la niña.

—Si, ella era la excusa para salir de casa y que Courtney no sepa que vine aquí contigo. Supuestamente salimos a comprar leche y unos pañales.—explicó el rubio, tratando de no mirar al contrario a la cara, incómodo por tener que venir a su imponente hogar para una charla que se debían y no quería afrontar.

—Oh, ¿entonces soy como tu amante?—dijo Axl, arqueando una ceja, rápido y pícaro en su respuesta.

—Si eso quieres, puedes soñarlo.—replicó Kurt serio.

Diez segundos de silencio, parecieron eternos.

—Tu niña es muy hermosa, Cobain.—el pelirrojo cambió de tema drásticamente y el nombrado asintió sin decir palabra alguna.

Tocó la nariz de la pequeña cariñosamente y luego hizo pasar a sus invitados a la sala principal. Kurt tomó asiento en un amplio y cómodo sofá de terciopelo, mientras que el pelirrojo se sentó sobre la mesa ratona frente a este, para quedar cara a cara con el líder de Nirvana y su hija.

—Di lo que tengas que decir.—soltó el rubio, sin darle más vueltas al asunto que carcomía su cabeza desde hace tiempo.—Aclaremos las cosas ahora. No quiero que salgan los trapos al sol cuando estemos de gira y acabemos matándonos uno al otro.

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Not in this lifetime «KurtAxl»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora