Me subí a mi auto. Estoy manejando a la casa de mi madre, mientras lloro.
Solamente le iba a dejar mi proyecto a ella.
Ella guarda casi todo lo que hago, dice que en algún momento me divertirá ver mis inicios.
Por mi que se prendan fuego mis inicios.
Mi teléfono comenzó a sonar.
Era Amanda.
—¿Hola?— Contesté.
—Eres una mala amiga, y lo sabes.
Supongo que lo dice porque a penas terminó la profesora de dar la devolución yo salí corriendo.
—Perdón por no consolarte Amanda.
Yo no tenía derecho de sentirme mal. Ella fue quien reprobó. Yo debería estar feliz con mi 10.
—Es que a veces te vuelves tan irritable Madison.—Dijo con algo de furia.—De verdad, ¿podrías tratar de ser menos egoísta? Deberías buscar un problema real.
—¿Un problema real?—Dije mientras frenaba el coche frente a la casa de mi madre.
—Sí. Deberías valorar más las cosas. Muchas personas quisieran ser como tú, incluyéndome. Te pones mal por..... ¿sacar un 10?
Realmente sus palabras me estaban rompiendo el corazón. Siempre le conté como me sentía, y siempre me entendió. Bueno. Fingía entenderme.
—No me merezco que me trates así. Si me saco buenas notas es porque me esfuerzo mucho por dar lo mejor de mí. Lo lamento si soy buena en algo que no me gusta. No se que decirte.
Ella colgó la llamada. No me podía estar pasando esto. Ahora también soy la culpable de que mis amigos fracasen. Estoy muy enojada.
Llamé a Elliot. Contestó al segundo timbre.
—En una hora, te espero en mi casa,—dije sin dejarlo responder —y no faltes.
—¿Qué pasó?
—En mi casa hablamos.
Colgué la llamada y me bajé del auto.
Toqué timbre. Abrió mi padre; Henry.
—¡Hola hijita! tanto tiempo.
—Hola, papi.
Mi padre es el otro títere de mi madre. El es un empresario muy reconocido. Él me ama, pero tiene su amor encerrado en una jaula, y mi madre tiene las llaves. Él siempre esta del lado de ella, está completamente cegado. Mi madre es así. Nos acorrala y no tenemos escapatoria. Yo no lo culpo. Sé de lo que es capaz esa mujer.
—¿Cómo estas?—Me preguntó mientras acomodaba un mechón de mi cabello rubio detrás de mi oreja.
—Mal. —dije sin dar tanta vuelta sobre el asunto.
—¿A qué se debe?
—A la arpía de tu mujer, también llamada Emma.
—No hables así de tu madre.
—Es la vedad.
—Escuché que están hablando de mi, —dijo mi madre asomándose a la puerta— ¿Cómo te fue en tu entrega?
—Muy bien. Saqué 10.
—Lo sabía, eres igual que tu madre—dijo mi madre, adulándose a ella misma.
—Bueno. No se. Sólo vine a traerte las cosas. Toma. —Le dije mientras le estiraba el vestido todo arrugado, y el tapado.
—¿Cómo esta Mark? hace mucho que no vienen a cenar. —Preguntó mi papá para romper el hielo.
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Ridículamente (in)feliz
Teen FictionMadison Stoll va por su cuarto año estudiando diseño de indumentaria. Lo tenía todo, pero era infeliz. Su madre -una reconocida diseñadora- la obligó a que siga sus pasos. Un día Madison recibe una propuesta difícil de rechazar. Aceptarla era perder...