Inocencia.

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El despertador sonó a las siete de la mañana en punto. Un adormilado Liam se sentó con cuidado en la cama y cubrió sus helados pies con las pantunflas calientitas que su madre le había comprado años atrás. Suspiró y se dirigió al baño de su habitación. Se restregó los ojos con ambas manos y se metió a la ducha. Sintió el agua helada recorrer su espalda y sufrió un tremendo escalofrío. Diez minutos después ya estaba vestido y peinado y bajando al primer piso para el desayuno.

-¿Dormiste bien, cariño?-Liam se giró hacia la voz y sonrío alegre.

-Sí, mamá. Sólo un poco tarde de lo normal - Contestó el chico ligeramente sonrojado. Nunca solía dormir muy tarde.

-Déjame adivinar, ¿Hablabas con Niall?

Al escuchar el nombre de su vecino, sonrío sin poder evitarlo. Tan sólo escuchar su nombre, o escucharle hablar ya era suficiente para que una sonrisa boba surgiera en su rostro.

-Sí - Indicó sentándose a la mesa - Me necesitaba, mamá. Estaba muy triste por el divorcio de sus padres.

-Lo sé, cariño. Es una pena ¿Lo verás hoy? - Dijo su madre sirviendo con cuidado un par de huevos y tocino en el plato de su hijo.

-¡Claro que sí! - Exclamó Liam, energético. No había día en que no se vieran, aunque fuese por tan sólo unos minutos.

-Vale. ¿Irán a pasear o algo? - Cuestionó la mujer de cabello largo - Ya sabes que me gustaría que...

-No empieces de nuevo, ¿vale? Que no es una obsesión. Es mi mejor amigo, es perfectamente normal que pasemos tiempo juntos.

-Sí, sí claro. No he dicho que no, sólo pienso que Niall debería conocer a más personas, quizá deberías presentarle a Louis - Propuso sentándose frente a él a la mesa.

-No, en absoluto. No se llevarían bien - Se apresuró a responder, al notar como su madre le miraba interrogante, tomó un pedazo de tocino y se lo metió a la boca - Me refiero a que son muy diferentes, sería una pérdida de tiempo.

Su madre suspiró y se dio por vencida. No le gustaba que su hijo estuviese siempre con su vecino, pero no podía evitar notar cuán feliz era él cuando estaban juntos. El padre de Liam bajó minutos después, y una vez que terminase el desayuno, cogió su mochila y salió por la puerta con una sonrisa. Cruzó la pequeña vereda que dividía sus casas y se situó al otro lado, mientras se apresuraba a tocar el timbre. Segundos más tarde ésta fue abierta por la madre de Niall.

-Buenos días, señora Horan - Saludó amablemente. La mujer sonrió, y se miró el reloj de mano que llevaba puesto.

-Buenos días, Liam. ¿Ya son las ocho? - Dijo, a lo que Liam asintió con anticipación - ¡Estupendo! Mi hijo bajará en un minuto.

Y tal como la mujer había dicho, tras unos minutos, una figura pequeña y delgada bajaba por las escaleras. Éste se giró y al verlo le sonrió de manera amigable.

-¿Estás listo, Nialler? - Preguntó, una vez que estuviese frente a él.

-Hola Liam - Saludó el rubio, con una sonrisa aún pintada en su rostro - Sí, sí estoy listo. ¿Nos vamos?

El mayor asintió y ambos comenzaron a caminar mientras la señora Horan les gritaba desde la puerta un "Cuídense mucho, y regresen temprano"

-¿Tu madre está enojada? - Preguntó Niall, cuando ambos estaban ya camino a su destino.

-No, para nada - Dijo distraídamente. - ¿Traes la cámara?

-¡Sí, claro! Se la he pedido a mi padre - Indicó el pequeño, sacándola de su mochila y entregándosela al castaño. Niall jamás había ido al acuario, se lo había dicho a Liam la noche anterior, y el mayor le había prometido llevarlo la mañana del domingo, eso tenía muy contento e ilusionado al rubio, que no paraba de darle las gracias a su amigo, por aquel regalo tan importante.

Tan pronto llegaron al acuario, comenzaron a ver todo alrededor, y se detenían a tomar fotos de rato en rato, Niall tenía una sonrisa de oreja a oreja que le hacía revolotear el corazón de felicidad a Liam, que contento cumplía los caprichos del chico de ir de allá para acá sin parar.

-¿Te divertiste? - Le cuestionó un Liam totalmente agotado, mientras se dejaba caer en una de las bancas del parque más cercano al acuario, una vez que hubiesen terminado ahí. El menor se dejó caer en el verde pasto, mientras miraba en la cámara las fotos que habían sacado.

-¡Mucho! En verdad me divertí demasiado - Exclamó lleno de energía - ¡Muchas gracias por traerme, Liam!

-No tienes que agradecerme nada, Nialler. Eso hacen los amigos, ¿Has hecho ya tu tarea? - Dijo, el rubio sonrió de lado y le miró como pidiéndole disculpas con la mirada.

-No...

-¡Pues deberías! Mañana es lunes, pequeño.

-No me llames pequeño, Payne - Se quejó agachando la cabeza.

-Pero eso es lo que eres, un niño pequeño.

-Pero tengo dieciséis.

-Para mí eres pequeño - Insistió, luego sonrió- ¡Ya, entonces deberíamos irnos para hacer tu tarea!

-No es tan complicada, puedo hacerla solo - Declaró poniéndose de pie, para después coger su mochila y colgársela al hombro.

-Vale, la haces tú solo, pero vámonos ya - Dijo, se puso de pie al tiempo en que el más pequeño lo hacía también, chocaron propinándose un buen golpe en los hombros, ambos perdieron en equilibrio, y cayeron al suelo. Liam sobre Niall.

<< ¿Cómo puede ser tan dulce? Tierno, inocente, tan puro, tan... ¡Basta Liam! Es tu mejor amigo, es tu mejor amigo>> Pensó el castaño con el corazón acelerado por la proximidad de esos labios a los propios. Se inclinó tan sólo un poco. Sí se acerara un poco más podría.... ¡Besarlo!

-¿Qué haces? - Cuestionó el rubio algo confundido por aquella acción.

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