Sentimientos.

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Liam sintió el rubor subir hasta sus mejillas. Sí, ¿Qué miera estaba haciendo? Por un breve momento pensó que se pondría a hiperventilar ante la mirada de confusión de su mejor amigo. Se separó rápidamente y suspiró hasta quedar sentado en el pasto, mientras el rubio se acomodaba también a su lado.

-Yo...lo siento, Niall - Musitó.

-No, no te preocupes - Se apresuró a decir el menor, mientras se sobaba el codo.

-¿Te lastimaste?

-No fue nada - Susurró el rubio.

-¡Nialler! ¿Te lastimaste?

-Sólo un raspón. No es nada grave, Liam.

El castaño suspiró. En ese momento se sentía como un papá molesto, y se odió por ello. Siempre se preocupaba por Niall y él se lo agradecía. Pero a veces llegaba al punto de la exageración y ambos comenzaban a sentirse incomodos.

-Vale, perdón - Musitó.

-¿Tú...? ¡Liam, parecía que ibas a besarme! - Exclamó el rubio sonriendo.

-¡¿Qué, yo?! - Cuestionó algo sobresaltado. Tanto que sintió como el rubor volvía a sus mejillas.

-Sí. Pero debí pensar cualquier cosa, que dos hombres se besen...

-¿Qué? ¿Qué tiene que dos hombres se besan, Nialler? - Preguntó.

-¡Es anormal! Un chico se besa con una chica y punto, ¿Cierto? Que dos hombres lo hagan... ¡arg, es anormal! - Indicó el pequeño.

Liam sintió algo romperse dentro de él. ¿Niall pensaba que besarlo a él sería anormal? ¡Maldición! Había llevado años enamorado de ese rubio, y él pensaba que algo entre dos hombres era anormal, y jamás debía ser. Su rostro se cubrió con una expresión de tristeza y decepción, a la vez que se ponía de pie.

-Vamos, Niall. Debes hacer tu tarea - Dijo, con la voz apagada.

-¿Estás bien, Liam? - Cuestionó el mencionado, poniéndose de pie.

-Sí, sí claro, estoy bien - Exclamó, tomando la mochila de Niall - Yo la llevo, andando.

Así empezaron a caminar de vuelta a casa. En todo el camino, Liam no dejaba de darle vueltas a las palabras de Niall, "Que dos hombres lo hagan es anormal" le sonaba más a "Tú jamás vas a besarme". Y no se daba cuenta de la mirada intensa que su amigo le dedicaba, hasta que lo escuchó carraspear ruidosamente, y al levantar la vista vio que habían llegado al vecindario.

-Bueno... entonces te veré mañana - Dijo el pequeño.

-Por supuesto. Termina tu tarea, y eso - Dijo, algo vacilante - Mañana pasaré a buscarte temprano.

-¡Claro que sí, te estaré esperando! - Exclamó el rubio y corrió hasta entrar a su casa.

Liam también se apresuró. Al cruzar la puerta lo primero que escuchó fue la voz de su madre desde la cocina.

-¡Hijo, tienes visitas! - Gritó.

-¿A esta hora? - Se cuestionó confundido. - ¿Quiénes, mamá?

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