🍊Capítulo 2🍊

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Pov Narradora

Te quitaste la camiseta, empapada de sudor, y la dejaste en alguna parte de la cancha. 

El día era libre para los de los clubes deportivos, pero para ti no lo era. 

En dos meses el club tenía una serie de partidos importantes en la ciudad de Tokio. A la mayoría no le importaba (solo les importaba el hecho de poder visitar la capital), pero para ti era importante. Personas importantes irían a ver algunos partidos, asi que tendrias que dar lo mejor de ti. 

Tu celular vibró desde la banca en la que estaba. Lo tomaste y viste que era Shikatani. 

"Idiota, no se te ocurra quedarte más de 2 horas en esa cancha."

Sonreíste. Ya llevabas 3 horas ahí.

Sin embargo, decidiste hacerle caso a tu amigo e irte. Tampoco era bueno que te sobre exigieras. 

Ya fuera de la cancha, te percataste de que no estabas solo en el dia de descanso. Yacchan estaba haciendo algunos trucos en la cancha de futbol. 

Estaba claro que no perderias la oportunidad de molestarlo un poco. 

—Te ves sexi jugando.—Le hablaste en voz alta. 

Al escucharte se desconcentro y la pelota cayó en su cabeza.

—¡Ay! ¡Idiota! No me molestes. 

Te acercaste y tomaste la pelota. 

—Tsk, ¿que no escuchas? Imbécil. 

Intentó tomar la pelota, pero tu la elevaste y, gracias a la gran diferencia de altura, no la pudo alcanzar. 

—¡Devuelvemela! 

—Mmm, ¿sabes? Me gustas más con tu verdadera personalidad. 

Yacchan se acerco a ti y se puso en puntas para poder alcanzarla, eso no le sirvió de nada.

—No me interesa gustarte, bastardo. 

Tomaste su cintura y lo pegaste a ti. Te acercaste peligrosamente a sus labios y le robaste un beso. El forcejeaba contra ti, pero aun así no podía zafarse del agarre. 

—¡Enfermo de mierda! ¡Suéltame!—Gritó cuando te separaste del beso. 

—Cuanto más me insultes, mas ganas me dan de cogerte.—Susurraste en su oido. 

Bajaste hasta su cuello y lo besaste unas cuantas veces. Te separaste para ver su rostro, este estaba completamente enrojecido y de sus ojos brotaban algunas lágrimas. Era tan pequeño. 

Lo soltaste y, con una sonrisa en tu rostro, le devolviste la pelota. 

—Deberías agradecerme. 

—¿Porque? ¿Por abusar de mi? 

—Si te gustó, no es abuso. 

—¡No me gustó, idiota! 

—Tu amiguito me dice lo contrario. 

Miró hacia abajo y se dio cuenta de que traía una erección. 

—¡E-esto no es por ti! E-es por que...

—Vamos, estoy ansioso por escuchar la excusa que vas a inventar. 

—...Tsk, muerete. 

Reiste. 

—Puedes llamarme cuando tengas una y así lo resolveremos juntos.—Te fuiste, no sin antes guiñarle el ojo. 

—Imbécil.—Murmuró viendo como te ibas. 

Daba vueltas en su cama intentando borrar sus pensamientos. 

Intento leer, jugar videojuegos, ver alguna película, hasta limpiar su habitación, pero simplemente no pudo borrar tu estúpida sonrisa de su cabeza. 

Se quedó quieto recordando como tus labios jugaban con los suyos y aquellos besos que dejaste en su cuello. El calor estaba empezando a incrementar en su cuerpo y, al mirar bajo las sábanas, se dio cuenta de que tenía otra erección. 

—¡Mierda! 

Se sentó enfrente de su computadora y busco videos porno de heteros. Estaba completamente seguro de que eso lo excitaría más que tu imagen.

Bajo sus pantalones y empezó a masturbarse lentamente. 

Normalmente se vendría con solo unos minutos de video, pero ya habían pasado veinte y no había sucedido nada.

Cerró los ojos y alzó la cabeza. La imagen de tu rostro apareció en su mente y recordó el sudor que bajaba por tu cien. Tus pechos eran grandes al igual que tu espalda. Ahora si empezaba a sentir calor. Sintió como tus gruesos labios depositaban varios besos en tu cuello, ¿como sería uno de esos por todo su cuerpo? 

—Ah...—Aquellos que al principio eran suspiros, se convirtieron en gemidos—K-katashi...

Aumentó la velocidad y, segundos después, se corrió en su mano.

Su mente se quedó en blanco. 

¿Acaso había terminado mientras pensaba en un hombre? ¿Y porque habías tenido que ser tú? Tu, el peor de todos. 

Era imposible. Tal vez estaba confundido o tal vez con ese beso le transmitiste tu enfermedad. A el le gustaban las chicas. Le gustaban los pechos y las vaginas. ¡El queria meter no que se la metieran! Solo una confusión, ¡una gran confusión! 

Después de esto, estaba seguro de que te mataría.



Bye...



Metanoia [Yaguchi Kyousuke]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora