Enid estaba acurrucada hecha una bolita en su cama, sentía que se iba a desmayar por el horrible dolor que le recorría todo el cuerpo como si de una corriente eléctrica se tratara, todas sus vacaciones las pasó así, llorando mientras sentía su cuerpo enfermandose día a día. Este último tiempo estuvo teniendo una fiebre que la dejó en cama por una semana, empeoró tanto que llegó a delirar con su roomie, Wednesday Addams.
-Willa-. susurró la rubia seguido de un gimoteo lastimero de cachorrito que escapo involuntariamente de sus labios, para su fortuna esta era la última noche que pasaría en su casa, mañana temprano en la madrugada toda su familia viajaría a Nevermore para el comienzo de las clases y ella lograría librarse de ese suplicio... si es que llegaba viva a la escuela, claramente.
la puerta de su habitación se abrió con lentitud, 2 siluetas se adentraron con cautela al cuarto de su hija, se miraron entre ellos compartiendo la preocupación por ver a su cachorra en tal estado, la habitación apestaba tanto a tristeza que ahogaba el dulce aroma propio de la lobizona, llegando a dar la sensación de que ya no había rastro de Enid en ese cuarto.
-Aguanta un poco más cariño, hasta mañana solamente-. habló Esther acercandose a acariciar la cabeza de su cachorra notando como la fiebre de su hija seguía aumentando.
Con las pocas fuerzas que tenía, Enid se acomodó para ver a su madre sin ser capaz de distinguirla con claridad. Su cordura flaqueaba al ser tentada por las crueles redes de las alucinaciones delirantes que estaba teniendo, volviendose victima involuntaria de su propio cerebro el cuál jugandole una broma de mal gusto le hizo creer que quién estaba frente a ella era la gótica antipática que contra todo pronóstico le robó su corazón, no literalmente, aunque sin duda podría hacerlo de esa forma también.
-Willa, no me dejes-. susurró suplicante mientras se esforzaba para mover su brazo y tomar la mano de su madre.
Esther notó su vista borrosa por las lágrimas que comenzaron a acumularse en sus ojos, desvío su atención rápidamente hacía su esposo esperando algún tipo de consuelo pero se encontró con una mirada más triste y preocupada que la de ella.
-Ella estará bien, aguantará hasta mañana-. Dijo el hombre con su voz quebrandose por el llanto que estuvo tratando de retener. -Si lo hubieramos notado a tiempo esto no estaría pasando, es mi culpa Esther, lo siento muchísimo-. el hombre cayó de rodillas al suelo culpandose por toda la situación, él conocía a su hija, sabía que algo le ocurría pero no fue capaz de descubrirlo a tiempo.
Esther se soltó con suavidad y lentitud de la mano de Enid, se acercó hasta su esposo con todo el amor del mundo agachandose para poder abrazarlo.
-No es tú culpa cariño, no es culpa de nadie, no teníamos como saber que nuestra pequeña se había enlobado de alguien, ni siquiera ella lo sabía-. ambos se abrazaron fuertemente mientras sus llantos sonaban a través de toda la habitación de su hija, no querían pensar lo peor, pero Enid había empeorado demasiado rápido en poco tiempo y eso les preocupaba, los llenaba de miedo, el pánico se apoderaba de ellos ante la idea de perder a su pequeña cachorra tan solo por un segundo más de espera, pero no tenían otra opción, su vuelo salía a las 2 de la mañana y aunque movieron cielo mar y tierra tratando de encontrar un vuelo que saliera antes, no lo lograron
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Era justo media noche y la familia Sinclair ya estaba lista para su viaje, Esther había bañado con cuidado a su cachorra y mientras pasaba la esponja por su tórax lo notó, una mancha oscura justo en el centro de su pecho, las lagrimas comenzaron a escaparse de sus ojos y en su mente empezó a rezarle a la luna pidiendo que el destino de su cachorra no fuera trágico. Cuando terminó de bañar a su hija la vistió a una velocidad increíble, se aseguró de que Enid estuviera lo suficientemente abrigada y llamó a su esposo para que se la llevara, Murray la cargó hacía el auto, agradeciendo que su cachorra no se encontrara despierta, tanta fiebre finalmente la había hecho colapsar y de cierta manera el lobizón lo agradeció ya que evitaba que su hija se sintiera adolorida ante los movimientos un poco bruscos que estaba haciendo mientras corría con ella en sus brazos.

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La enfermedad de las rosas (Wenclair)
FanficCuando una rosa se enferma hay que cortarla para evitar que infecte a las demás, pero a Enid nadie quería cortarla, sus padres tenían la esperanza de que al estar en Nevermore cerca de Wednesday la enfermedad no seguiría avanzando, ¿Será realmente a...