「✿ T̷o̷d̷o̷ ̷p̷o̷r̷ ̷é̷l̷ ̷✿」

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Un nuevo día de trabajo, en el cual ahora una peli crema demostraba una gran sonrisa por haber logrado tener una cita con el presidente de la empresa, en serio que le gustó poder pasar tiempo a su lado el fin de semana, tanto así fue que no aviso a sus amigos, tan solo les dijo que saldría para no formar algún plan.

Fue al elevador más al notar que se estaba cerrando salió de su burbuja y corrió a las puertas.

— ¡Espere por favor! ¡Voy a entrar! —

Logró tomar las puertas y al fin entrar, le hubiese costado más esperar a que el elevador bajara nuevamente, así que mejor subía.

— Gracias... —

Agradeció más pronto noto que ese que estaba a su lado era aquel de cabellera negra que nisiquiera le veía como si le evitará.

El ambiente se volvió un poco incómodo, en serio que no entiende lo que pasa.

— Lograste lo que querías, ¿no? —

— ¿Eh? —

— Salir con ese idiota —

— El presidente Minamoto no es un idiota —

— Lo es y tú lo eres más —

— ¡Amane-kun! — Nombro en forma de regaño — ¿Que te pasa? —

— Tal vez... No lo sé, ¡Tal vez por tu culpa Kou y yo terminamos! ¡Tal vez por ti siempre Kou comente estupideces mayores! —

La fémina retrocedió un poco al escuchar como decía tales cosas molesto, se notaba a simple vista que estaba así por su persona y eso le hacía sentir mal.

Iba a pronunciar el nombre ajeno más las puertas se abrieron.

— Cuando algo pase, no esperes que este ahí para consolarte como las otras veces, Yashiro —

La de ojos rubíes se quedó callada viendo como el otro salía del elevador sin decir más. El que dijera esas cosas le hería, no quería que esto esté pasando y sobretodo haber sido la causante de la pelea entre el rubio y el de cabello oscuro.

Se dirigió de a poco a su área más el llamado de alguien le hizo detenerse tratándose así de ese de ojos celestinos que sonreía para ella.

Bajo la mirada, estaba algo desanimada.

— Senpai, ¿pasa algo? —

— ¿Es verdad que Amane y tú terminaron por mi culpa? —

De inmediato el Minamoto menor apretó los puños, no le agradaba que el oji miel se haya entrometido, estaba seguro que había sido él quien puso de ese modo a su amiga y claro, no le gustaba.

— Claro que no, no pienses en eso, además, ayer saliste con mi hermano, ¿verdad? —

— P-Pues si —

— ¿Y paso algo? —

— B-Bueno, él me beso... ¡De recordarlo me pongo roja! —

Y nuevamente había olvidado el tema por el cual se sentía mal, ahora estaba más emocionada por recordar aquel toque de labios tan bello que le encantó.

Siguió contándole a el menor lo ocurrido hasta que noto que se le hizo algo tarde y fue a su puesto de trabajo estando feliz de poder tener ese lugar.

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Cierto castaño se encontraba esperando en una cafetería la llegada de su pareja, quien no aparecía por ningún lado y eso le hacía preocuparse.