capítulo uno

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☄️🌏˘⁠*.⁠。 CAPÍTULO UNO| EYWA





Eywa decide quién es qué a la edad correcta. Lo hace con total sabiduría y es su sabiduría la que se respeta con cariño. Kiri no cuestiona sus decisiones en absoluto pero a veces, solo quiere saber porqué ella o Lo'ak no pueden ser simplemente cómo el resto. No sabe entre los dos, si ella es la única que sigue pensando en lo mismo, si su hermano se siente bien con quién es, aunque lo cierto es que ninguno de los dos está bien con respecto a nada.

Tal vez de la familia Sully, Tuktirey sea la única que vive plenamente la vida.

Neteyam sintió al instante una simpatía enorme por la hija del jefe. Es amable, indirectamente calló los comentarios hacia su familia y sobre todo, no los miró raro. Fue ella antes que su hermano, la más entusiasmada de la orden que dió el Olo'eyktan, sobre enseñarles a él y a sus hermanos a cómo vivir en la aldea.
Tsireya solicitó poder ayudarles con parte de sus cosas, para llevarlas al lugar donde estarían como familia. Como conocía el camino, fue la primera en avanzar hacia alguna dirección entre el laberinto que parecían formar las cápsulas y sus salidas a cualquier dirección. Neteyam se quedó casi al final, llevando consigo parte de su equipamiento de entrenamiento, que usaban desde su mamá hasta Lo'ak, como los arcos de los tres.

En esa posición fue como, detrás de él venía el omega que miró demasiado y resultó ser hijo del jefe, y otro muchacho también con un aroma a omega, que había estado riendo para decir en voz baja lo mucho que no entendía cómo alguien podia nadar con una cola tan delgada. Sea como fuera, mantuvo su mente serena con el propósito de que su cola dejara de balancearse insegura de un lado a otro. Aún así, no pudo ignorar en todo el corrido el aroma de Ao'nung, quien estaba hasta atrás, porque el aroma le picaba en la nariz. Por esa razón pensó fácilmente que no le gustaba.

Tsireya les mostró aquel que sería su nuevo hogar y por dentro, solo pensó que no lucía en absoluto como un hogar. Un hogar tiene memoria, esa era una cuerda sin historia. Fue positivo ante aquel sentimiento, tal vez habrían buenos recuerdos en ese nuevo hogar.

—Acerquense manada, reunión familiar. —dijo de repente su padre. Minutos después de haber dejado todo cómodo en algún sitio.

—Kiri. —llamó su madre.

Por lo que esa reunión era más que nada dirigida a los tres mayores.

—Necesito que los tres se porten súper bien. Aprendan y cooperen, ¿Entendido? No causen problemas.

Fue una petición importante, Neteyam sostuvo el cuello de su hermano y una sonrisa traviesa se escapó de sus labios, cuando Lo'ak le miró con un ceño fruncido. Esa era su forma de hacer ese cambio brusco de hogar, lo más pesado posible, también miró a Kiri preocupado. Lo suficiente para estar un poco seguro de que esto no la estaba afectado demasiado, aún si Tuk se quejó en nombre de todos porque quería volver a casa.

Todos salieron, siguiendo a Neteyam que estaba dando pequeños saltos al caminar con emoción, después de todo estarían aprendiendo y si había una cosa que su abuela había dicho que era importante era esa, aprender.

—¡Ven, vamos! —motivo a Lo'ak, sonriendo para saltar hacia el agua turquesa con un grito de emoción.

Cuando abrió los ojos, casi se ahoga por la vista que tenía enfrente. Si los bosques y senderos de su hogar le eran los paisajes más hermosos que había visto, era simplemente porque no conocía el mundo en el que vivía ni su totalidad. Fue un buen inicio poder acercarse con el Agua.
Miró con asombro las criaturas que daban, el aspecto que tenían y como había toda una vida allí mismo.
Su hermano le hizo un gesto de reojo, indicándole que debían seguir a los tres Metkayina que estaban guiando su viaje a las profundidades marinas.
Neteyam movió sus brazos y piernas lo mejor que podía, a su parecer fue más fácil nadar sobre el agua que debajo de ella, sentia que no podia alcanzar a otros, la belleza de lo que vió antes fue difícil de procesar mientras trataba de ejercer sus músculos lo mejor que podía, sin ahogarse en el proceso.
Se sintió aliviado al ver que la distancia se había hecho mínima. Casi rozo chocó con un coral sin querer, por lo que sí debía estar atento a su alrededor y no nadar hacia los costados, solo derecho.

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