capítulo dos

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☄️🌏˘⁠*.⁠。 CAPÍTULO DOS| EL DÍA DE MAÑANA


Ao'nung tenía diez años cuando decidió que la mayoría de los alfas eran un poco odiosos.
Cuando fue encaminado por su madre, la Tsahik del clan, hacia el árbol espiritual para saber que destino le pondría Eywa en sus manos, no esperaba los cambios que vendrían con eso. Su madre le había hecho sentir seguro, sosteniendo su pequeña mano mientras se acercaban cada vez más nadando. Luego, él solo se enfrentó a lo siguiente para después salir del agua  siendo Ao'nung, el hijo mayor de los líderes y un omega.

Pero las cosas felices no le duraron mucho. Porque llamó la atención de muchos alfas en la aldea tras su presentación, y mientras más pasaban las semanas algunos de ellos se habían burlado un poco de su falta de delicadeza para sanar heridas y de su poca amabilidad. Probablemente esos detalles no eran algo que debería importarle a un montón de niños pero lo cierto es que sí les importaba, porque todo mundo tenía claro las cosas que se decían de los omegas.
Y él no tenía paciencia, incluso si su madre; Ronal hacia lo mejor posible para enseñarle adecuadamente. El pequeño podía pasar un día entero haciendo un ungüento sencillo, de resultados escasos que causaban que sus ojos celestes se llenarán de lágrimas de frustración pero tenía algo que nadie más tenía, Ao'nung era determinado en cualquier cosa que se propusiera.
Lastimosamente, en lugar de darle calma a los heridos su aroma de frustración no ayudaba. Ao'nung no era un omega bueno para la curación, no de la manera que los Metkayina esperaban de él.

Las burlas eran lo suficiente molestas, uno de esos pequeños alfas solía pasarse horas siguiéndolo de un lado a otro en la isla.  Pero él sentía que podía sobrellevar todo eso solo, después de todo sabía que era un muchachito fuerte.
Y con el paso de los días, y de pensarlo mucho se rindió totalmente a la curación dedicándose a otras cosas en la aldea, como por ejemplo, la cacería. Luego de haber creado un vínculo con su amigable ilu, se pasaba horas en el mar persiguiendo peces y trayendo buenas provisiones. Estaba contento de haber encontrado sin lugar a dudas, algo en lo que realmente era bueno.

Pero no así lo querían los otros alfas, que siguieron murmurando sobre él como si fuera indigno de cualquier buen halago, y como Ao'nung nunca le decía a sus padres nada, tenían el privilegio de salirse con la suya incluso si se trataba del hijo del Olo'eyktan.

—Su problema, es que se cree un alfa.

Había dicho uno de ellos, el comentario le afecto en ese momento más de lo que hubiese querido, sintiéndose realmente triste.
Aunque nunca dejó que nadie lo viera en ese estado, aprendiendo a ocultar su aroma melancólico con el de la frustración y la arrogancia, y si Rotxo alguna vez lo encontraba mirando con tristeza el agua hecho un ovillo, él no decía nada, solamente se sentaba a su lado y se quedaba en silencio. O si Tsireya lo escuchaba sollozando, le contaría una historia increíble, propia de la mente de una niña con tanta imaginación.

Ao'nung pudo con esa carga en sus hombros, el aguantarse su angustia y las miradas hostiles de quienes se habían encaprichado con sus fracasos,  hasta que su hermana Tsireya visitó a Eywa y fue nombrada una omega.

Ese fue el día de mañana en que tuvo miedo por ella, porque algunos Na'vi no eran para nada amables. ¿Qué tal si ella no era buena en la curación? ¿O sí no podía concentrase en una sola cosa? ¿Y si era igual a él? Tenía pánico de que las burlas y los comentarios que los demás niños decían fueran también dichos hacia ella.
Ao'nung era un chico fuerte, por eso mismo había también prometido que nadie le haría daño a las personas que quería.

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