x 3

13 2 0
                                    


Al principio de las semanas tanto Fred como George iban juntos con Snape pero el negocio de Sortilegios sin la necesidad de productos nuevos, iba viento en popa. Y con la sede en Hogsmade, el Callejon Diagon, uno en Rumania y otro en Paris. A veces, no podían asistir juntos.

Fue en esos momentos que Snape podía distinguir a ambos hermanos, y a veces, solo a veces olvidaba lo mal que se sentía al ser responsable directo de la herida de George y la herida indirecta de Fred. Ahí fue cuando recordó en la dictadura de Umbrige haber visto a Fred y George consolar a los pequeños Griffindors y de otras casas, viendo como la ira crecía de a poco en los ojos de los gemelos.

Al igual, que aquellos fuegos artificiales ellos habían explotado. Pero no era de una forma violenta, claro que dejaba heridos. Pero ni una de aquellas bromas tenían la intensión de herir gravemente.

Salvo a Umbrige, de cierta manera él también la odio un poco y fue capaz de sonreír con aquellos excorbutos de cola explosiva.

Y tuvo la capacidad de distinguirlos.

Fred fuera de las bromas gustaba platicar de todo y de nada. Era él que hacía reír a Snape.

-Si conocieras a la tía Muriel, se la pasa hablando pestes de mi padre.

-¿Porqué?- Realmente a Snape a veces le importaba poco, pero la forma de narrar de Fred hacía que quisiera saber todo.- Si Arthur tiene un buen sueldo y todos ustedes (refiriéndose a todos los hermanos Wesley) tienen buenos trabajos y se mantienen solos.

-Eso mismo le dije- mientras dividía algunos libros. - pero como no han remodelado la casa.

-También comenta sobre nuestras cicatrices- en ello las sonrisas habían cambiado por un rostro más serio- Severus se había acercado para tomar el hombro de Fred los ojos brevemente humedecidos -lo siento.

Fred se había sonrojado un poco, ver a Snape tan arrepentido le había dado ganas de avalentarse y tomar la mano de Snape, pero él no era así, él era el gracioso, así que soltó una carcajada para quitar ese ambiente tan denso-No te preocupes, al fin mi mamá puede distinguirnos-

Severus pudo distinguir un poco el ambiente, así que dándose la vuelta para fingir ir por unas pociones bufó-Eso no quita que tu tía sea una vieja bruja-ladeando una sonrisa

Fred también sonrió-Por eso George y yo ideamos las bombas apestosas intermitentes, una bomba que huele a rayos, pero solo se activa cada cierto tiempo y ahora tiene reputación de apestosa.

-me hubiera gustado ver eso.

Fred se tocó el hombro inconscientemente donde aún se conservaba el calor de la mano de Snape. Fred se daba cuenta que se había vuelto adicto a la risa del profesor, de haber sabido que sonaba tan melodioso se hubiera enfocado en clases en hacerle reír que en hacerle bromas a los de Slytherin. Aunque también se había fijado desde que George y él lo habían visto esa primera vez en la calle Diagon abriendo su local, se veía con un brillo renovado, ya no contaba con el ceño fruncido y gustaba de socializar con sus clientes.

En cambio, con George las pláticas eran profundas, era más afín en conocimientos a Snape, el de las ideas era Fred, el cómo envolverte para patrocinar un producto, pero el que las aterrizaba en tierra era George. Quien comprendía porque ciertos productos eran viables y porque no. Incluso corrigiendo a Snape con las dosis adecuadas.

-Quizá si es un conjuro con menor cantidad mágica podríamos hechizarlo sin perder su capacidad tecnológica como una protección para que la densa cantidad de magia del exterior no afecte- Decía George mientras apuntaba todo lo recabado en un pergamino.

UrracaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora