𝟎𝟓

419 46 11
                                    

Vivir un infierno. Eso era lo que estaban pasando ambos individuos en la misma habitación del baño, ignorando la presencia del otro no por lujo, ni por algún sentimiento negativo. Sus mentes estaban demasiado perturbadas, idas. Llenas de frustración, enojo y desesperación.

Killua no fue capaz de ver a Gon a la cara, se supone que no se volverían a ver. Deberían haberse ido cada quien a su lado, olvidar su estúpido y casual encuentro sexual, pero no. Se encontraba ahí, sentado en la bañera abrazando sus propias piernas. Todavía con ropa y sin señales de querer cooperar.

—Gon, debes bañarte. Tienes todo el día en la calle y uno de tus zapatos se rompió. —comentó de manera evidente, como si tratara con un paciente médico. Pero sus intentos parecían ser en vano, los ojos mieles se notaban apagados... Perdidos.

—N-no quiero... —repitió con insistencia, mirando a otro lugar de la habitación y cerrándose a ese pequeño espacio como modo de protección.

Dejó salir un suspiro pesado, tomando su frente con una de sus manos. Claro que siendo víctima de un abuso tan terrible no iba a querer ceder por arte de magia. No sabía nada de su vida, a que se dedicaba... Quizás tenía algún familiar pero preguntar no lucía muy conveniente.

Se levantó del piso, donde estuvo al menos unos veinte minutos para llegar a su propia habitación. La ventaja de su oficio y único empleo era ser un agente policial, con ello la información de algunos civiles estaba al alcance de la mano. Al menos para él, que se ganó su puesto con esfuerzo, sudor y lágrimas.

Empezó a teclear, así estuviera la luz apagada y solo el brillo del portátil le ayudara como una fuente de esperanza en tan abruma situación. Solo hacía falta su apellido.

'No trajo ni siquiera su documento de identidad, buscarlo por su nombre tardaría quizás horas pero... ¿Cuántos Gon podrían haber en la cuidad...?' Pensaba con algo de esperanza, su nombre apareció junto al apellido inmediatamente en la ventana de búsqueda. Solamente estaba él pero lo que encontró le pareció sumamente extraño.

'No hay nada... Solamente donde estudia y que su tía falleció hace unos años...' 'Trabaja en horarios rotativos en una tienda, es lo más normal que hay... Siento que algo no está bien'

Existían muchas maneras de manipular la información. Todo aparentaba ser sumamente limpio y en vez de calmarlo le causaba sumas sospechas. Claro que se ajustaba ese sentimiento a alguien como Killua, analista y muy observador.

Pensar en posibilidades solo haría que le explotara la cabeza. ¿Quién quisiera hacerle algo tan desalmado tratándose de un abuso sexual a alguien que aparenta ser uno más del montón? ¿Drogas? ¿Mala junta? O... ¿Gon realmente hizo algo terrible para merecerlo?

Inevitablemente giró su cuerpo hacia el moreno que se mantenía ausente, volviendo a su posición inicial. No, no debía hacer conjeturas. Lo importante era creer en su compañero, único amigo de cejas prominentes. Si confiaba tanto en que el caso era genuino, debía esforzarse.

Primero iría a su apartamento. Escribiría su parte del reporte porque juraba que Ikalgo estaría adelantado a eso, así que sería bueno ir por su cuenta para observar la escena con detenimiento, sin embargo... 

—Iremos a tu casa, no puedo dejarte aquí solo. Puede que nos estén vigilando y no dejaré que pases peligro. 

—¡No! ¡No quiero volver ahí! —se levantó inmediatamente, abrazando su cuerpo para irse a una esquina de la espaciosa tina.

—Será peor si te quedas, pueden hacerte daño... Necesito encontrar pistas para ayudarte, por favor mírame. —se acercó intentado tomar su mano, su cuerpo temblaba como nunca y parecía entrar en un ataque de ansiedad. Le costaba respirar. —Gon, mírame. Estoy aquí, no dejaré que te pase nada. Lo prometo.

𝗛𝘂𝗻𝘁𝗲𝗿𝗽𝗼𝗿𝗻 ¦ KillugonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora