𝗛𝘂𝗻𝘁𝗲𝗿𝗽𝗼𝗿𝗻 ¦ Killugon

𝟎𝟐

Ojito: Esté capítulo es laargo. Era lo que tenía pensado desde el principio pero sentía lógico dar un aviso de alguna manera antes porque sé que algunos no les gusta la lectura tan extensa pero hice mi mayor esfuerzo de que fuera entretenida de principio a fin (y sí, tiene su tan solicitado contenido apto para mayores).

La canción que calza perfecto es Lil Nas X - MONTERO. Lo comento por si no se puede reproducir el video JAJA. Ya me ha pasado antes ;_;  

Tiene inclusión de personajes propios pero en un segundo plano para que no se extrañen si aparecen nombres desconocidos y queden tipo: ¿Y estos cuándo salen en la serie? UDASHDUS ¡Disfruten!

Killua e Ikalgo lograron atrapar a uno de los asesinos de los casos más sonados en las últimas semanas en la cuidad. El ruido que ocasionó fue bastante grande. Salió en las noticias, prensa... Todos hablaban sobre ello.

Pero aún el crimen no descansaba, y aunque tenía días libres por la hazaña que lograron, el albino no se mantenía tranquilo. Sentía que necesitaba continuar con su labor, así sea manteniendo la rutina de vigilancia de los sectores de la cuidad más peligrosos. Sin embargo, su jefa de estación Bisky insistió en que se tomará un tiempo de descanso.

Aceptó la oferta, recordando las palabras de su compañero de trabajo. Le haría bien y quizás (aunque lo dudaba) regularía sus horas de sueño. Su estado constante de alerta irónicamente le hacía estar atento aunque estuviera acostado en su habitación.

Justo ese mismo día al final de la tarde, sus gatos se quedaron casi sin alimento y tuvo que salir a pie debido a que dejó su auto en el taller.

Pudo lograr su cometido, aunque no solo. Estuvo en un sitio esperando que la lluvia torrencial se detuviera pero no salió como planeaba.

Mientras estaba en el local se encontró con un chico que apenas se acababan de cruzar por casualidades del destino.

Entonces le habló:

—¿Estás bien? —Killua miró hacia el azabache que mantenía una sonrisa amable. Sostenía un periódico en su mano donde caían gotas.

Antes de esa eventualidad. El policía apenas dio unos pasos en su casa para notar como sus gatos maullaban a su llegada, pero estaba tan cansado que acarició a un par para dejar las cosas en la mesa.

Uno de ellos se montó en su pecho al dejarse caer contra el asiento del sofá. El ronroneo que este realizaba le hizo sonreír.

A pesar de tener toda la flojera del mundo, se levantó. Seguramente terminaron con la comida que les dejó así que iba a revisar también que tuvieran suficiente agua. La alacena donde colocaba el alimento apenas tenía dos bolsas.

Las colitas meneándose de un lado a otro junto a los maullidos y roces contra sus piernas no tardaron en presentarse. Hasta uno subió en la alacena.

Tomó su cartera después de irse de la cocina, el sonido de las llaves llamó la atención de los mininos que lo despedían silenciosamente.