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Leorio estaba dando vueltas en el pasillo de la casa de Kurapika

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Leorio estaba dando vueltas en el pasillo de la casa de Kurapika. Desde hace rato que lo había escuchado hablar con su antiguo jefe, aquel que en lo personal, el detestaba por explotador. 

Estaba agradecido de que sus esfuerzos de sacar a su pareja de ese mundo hayan servido de algo, aunque ya el rubio pensaba alejarse de todo eso desde hace un tiempo. Pero era como estar atrapado en una telaraña. Tuvo que llegar a acuerdos con el pelinegro, algunas cosas sabía pero otras se lo había guardado para sí.

La oreja se le volvió más grande al escuchar los pasos dentro de la habitación. La puerta fue abierta.

—Lo siento, tenía que pensar...

—¿Qué te dijo ese imbécil de Chrollo? ¿Es qué no se cansa de molestar?

—Cálmate, esta vez si es algo importante. —el blondo se cruza de brazos y se apoya de la pared. —Me está diciendo que uno de sus empleados fue quien tomó la foto de Killua y Gon saliendo juntos. Se lo confesó pero ya era tarde porque le había mostrado a su hermano mayor, se llama Illumi.

El más alto se puso rojo de la furia, lanzando golpes al aire como un niño haciendo berrinche.

—¡¿Entonces todo esto por una estúpida foto?! ¡Maldita sea, son unos descuidados! 

—Eso no es todo, Chrollo quiere que no diga nada.

—¿Qué?! —por poco los ojos se le salen del rostro.

—Sí, lo acabábamos de chantajear pero podemos seguirle el juego. Igual la policía no va a actuar hasta que se tengan las pruebas suficientes... 

—¿Estás seguro de eso?

—Claro, ahora el que podría actuar impulsivamente es Killua y aunque siga buscando por su cuenta según contó Ikalgo... Deberíamos confiar más en él.

—Diablos, es una situación complicada. —Leorio se muerde los dedos de manera exagerada ganando un golpe.

Ambos se quedaron callados. Era verdad que Ikalgo podría manejar mejor la situación ahora, lo había demostrado desde que encontró a Gon en la estación policial. 

Así que con un suspiro por parte de Kurapika, decidió llamarlo.

Killua estaba con el cuerpo dormido. Abrió los ojos y notó los cabellos oscuros picarle la nariz. Gon todavía estaba encima suyo, durmiendo como si nunca hubiera sido capaz de hacerlo.

De repente la laguna de su subconsciente y lo pasado vuelven lentamente a su mente, lo pasado los últimos días: lo que habló con Ikalgo sobre la matrícula que posiblemente era una pista de un sospechoso o directamente el que estaba vinculado. Todo está siendo un caos.

Tenía ganas de golpearse en la cara. Sentía que todo lo que estaba haciendo no servía de nada. Solamente daba pasos hacia atrás y no encontraba la forma de evitarlo o cambiarlo. Solo han pasado unos pocos días desde que lo cambiaron de sede policial, ahora debía alistarse y cumplir con su horario.

𝗛𝘂𝗻𝘁𝗲𝗿𝗽𝗼𝗿𝗻 ¦ KillugonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora