5. Culpa.

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Aquella mañana, la pesadumbre no dejaba de rodear todo Hogwarts. 

Rita Skeeter se había aparecido para hacer un reportaje sobre Harry Potter y el ataque que la escuela tuvo. Todo de lo que se hablaba en los pasillos era lo mismo, el pensar cambiado de las personas hacia Potter. 

Porque aquel pelinegro había sufrido en aquella invasión. Harry no era el que todos creían, ególatra y distante como lo habían llamado innumerables veces, Harry Potter seguía siendo un simple niño al cual podían dañar y romper si se acercaban mucho. Y todos sentían compasión de él. Parecían apoyarlo, querer cuidarlo hasta cierto punto y saber que no podían dejarlo solo en aquella situación, que debían pelear por su seguridad.

Algunos no lucían de acuerdo. Veían a Harry como un cobarde, un bueno para nada que debía hacer lo que le correspondía y hacerlo bien, pero siempre terminaban defendiéndolo, porque ¿qué mejor que sentir lástima por el que debe ser su héroe? Potter recibía miradas dolidas, abrazos y palabras que intentaban reconfortarlo. Y Draco no le encontraba sentido. 

No es que estuviera en desacuerdo con ellos, Harry sí que era solo un niño que no debía cargar con toda esa responsabilidad, que no podía ser dejado solo y menos por su nula capacidad de lograrlo. Estaban poniendo en manos de un chico de quince la vida de montones de familias mágicas, sonaba descabellado. Sabía que no debían dejarlo actuar solo, que necesitaba de aquellas personas que ahora le defendían para seguir adelante, pero había algo que no terminaba de cuadrar en toda la situación de Potter. Había algo que no terminaba de convencer a Draco y que lo mantenía alerta en el tema del niño que vivió. 

Caminó por los pasillos de Hogwarts con celeridad. Pansy había despertado, pero cada que intentaba moverse, un quejido le impedía continuar, Draco se había dispuesto a cuidar de ella hasta que mejorara. 

—Tienes que escucharme, hay algo en Harry que... —Susurró una voz haciendo a Malfoy detenerse abruptamente. Entre las manos llevaba una poción que había robado a Snape, si alguien llegaba a verlo con ella, no pararían las preguntas. Apegó su espalda a la pared, intentando no hacer ni un solo ruido y esperó. 

—Quizás estás exagerando, Ron. Harry pasó por una situación terrible, no es extraño que actúe asustado, todos lo estamos —Dijo Cedric en respuesta y Ron pareció suspirar pesadamente, intentando buscar las palabras correctas para responder. 

—Tú no viste sus ojos antes de la invasión, Ced. Él parecía- saberlo. 

—¿A qué te refieres con eso? —Inquirió en un susurro y Draco aguardó, sintiendo un escalofrio recorrer todo su cuerpo ante lo que escuchaba. Weasley tomó una larga bocanada de aire antes de hablar. 

—Pienso que Harry está-

—¡Mi amor! —Gritó de pronto una voz femenina, caminando a paso apresurado hasta el pelirrojo. Este pareció titubear antes de saludar a Lavander, quien no tardó en colgarse a su brazo y sonreír embobada—. ¿Dónde estabas escondido? Vamos, Milla quiere hacernos unas preguntas de pareja ¡Nos vemos luego, Ceddi!

La chica ondeó sus rizos al partir y Draco esperó un par de minutos más antes de continuar su camino hasta su habitación. Pansy se encontraba sentada, con la mirada fija en la manta que la cubría y un par de lágrimas resbalando por su mejilla. Su maquillaje se había corrido y su labial intenso manchaba parte de su mejilla, Draco se acercó con lentitud y dejó la poción frente a ella. 

—Esto te hará sentir mejor, Pans —Susurró con delicadeza. La frialdad de su amiga era digna de actuar con gentileza frente a ella, podía notarse aún la sorpresa en sus ojos. Pansy levantó la mirada hacia él, sus ojos brillaban por las lágrimas que se acumulaban bajo sus pestañas y el pánico se reflejaba en aquella mirada. 

Dominus UmbrarumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora