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—Buenos días, quisiera un americano porfavor. — Pidió mientras sus manos se dirigían inmediatamente hacia su bolsillo en busca de su billetera. El pánico rápidamente se apoderó de la rubia en cuanto no pudo encontrarla por ninguna parte, quizás ahora si tendría una conversación más larga con Chaewon, pero una conversación vergonzosa que nadie desearía tener.

—Bien, acá está su americano. — La pelinegra alzó la ceja al ver como la rubia movía sus manos de una manera un tanto nerviosa. —¿Ocurre algo?

—La verdad si, esto es un poco vergonzoso pero olvidé mi billetera... — Ocultó su rostro entre sus manos esperando a que mágicamente le cayera un poco de dinero desde el cielo. Por otro lado la de pelo corto solo se rió, llamando la atención de la contraria.

—Está bien, llevas viniendo por mucho tiempo y la verdad se que vendrás mañana, podrás pagarlo ahí. — Yunjin solo pudo sonreír al escuchar como Chaewon mencionó que llevaba viniendo un tiempo, sería raro que no lo recordara, sin embargo a Yunjin no le importó.

—¿En serio? Muchas gracias, juro que no se volverá a repetir.

—Hey... — Quiso consolarla pero se detuvo al no saber cual era el nombre de la rubia que tenía en frente.

—Yunjin, es Yunjin. — Respondió rápidamente, causando que de la boca ajena saliera una risa.

—Claro, Hey Yunjin, no te preocupes, es solo un americano, no es como si me pudieses mil productos y fuera una compra millonaria, ahí quizás si tendría que pedirte no sé, tu número de teléfono o algo para que no me estafes. — Irónicamente Yunjin deseó haber pedido una orden millonaria, sin embargo la pelinegra tenía razón, era solo un americano ¿Por qué estaba tan nerviosa?

—Bueno si, tienes razón... uhm, entonces que tengas un buen día Chaewon, mañana te pagaré, lo prometo. — Salió a paso apresurado luego de escuchar como la contraria le deseaba un buen día también, por una parte Yunjin pedía a gritos internos que la pelinegra le preguntara la razón por su ausencia el día anterior ya que sabía que iba seguido a la cafetería, sin embargo, aunque la conversación fue por un motivo un tanto vergonzoso Yunjin se encontraba feliz. Finalmente había hablado por más de unos minutos con la barista e incluso le dijo cual era su nombre, un pequeño pero gran paso para la rubia.

[...]

Yunjin luego se dirigió a una tienda cercana para pasar las horas del día libre que finalmente había llegado. Y así fue, estuvo cinco horas en esa tienda mirando y queriéndose llevar cada producto que veía, aún así, no pudo comprar nada debido a que no andaba con su billetera, maldecía internamente por su torpeza, aunque aquella torpeza la haya guiado hacia otro tipo de conversación con la barista, no pudo evitar sonreír al recordar tal situación.

La sonrisa de Yunjin se esfumó rápidamente cuando al salir de la tienda se encontró con una pequeña niña llorando.

¿Estará perdida?  

Estaba oscureciendo y ya que la había visto no era aceptable por ninguna razón que la dejara ahí sola.

—¿Te puedo ayudar? — Le preguntó sin recibir ninguna repuesta a cambio, la pequeña estaba demasiado ocupada llorando y probablemente estaba muy asustada como para responderle a una extraña. —¿Te perdiste? Te puedo ayudar a encontrar a tus padres, podemos ir a la comisaría. — La niña alzó el rostro y ahí fue cuando Yunjin se dio cuenta que tal pequeña atendía al jardín del que era maestra. —¿Eunseo? — La menor rápidamente reconoció a su maestra por lo que casi a la velocidad de la luz la abrazó, aferrándose con fuerza.

—Mi hermana me dijo que esperara cerca de su trabajo pero me perdí, y ya no sé que hacer. — Al recordar lo que había sucedido la pequeña volvió a sollozar.

—Tranquila Eunseo, encontraremos a tu hermana. — Dijo la mayor intentando calmar el llanto de su alumna y tratando de pensar en que hacer. — ¿Dónde trabaja tu hermana? — No terminó ni de preguntar cuando escuchó una voz gritando por el nombre de la pequeña perdida.

—¡Eunseo! — La rubia rápidamente volteó para ver quien podría ser la irresponsable que pudo dejar a una menor de edad sola, ¿Cómo podría ser eso posible? La pequeña tuvo suerte de encontrarse con su maestra, no quería imaginarse que pudo haber pasado si Yunjin no se hubiese topado con ella.

Quién gritaba el nombre de la menor corrió con tanta velocidad a abrazarla que Yunjin no tuvo ni tiempo de mirarle la cara para saber quién era.

—Eunseo perdóname porfavor te prometo que esto nunca volverá a suceder, te acompañaré a todas partes desde ahora, en serio perdóname. — Sollozaba.

Por otro lado a la rubia se le hacía tan familiar la voz pero no podía reconocer a quien pertenecía gracias a los sollozos.

—Oye deberías ser más cuidadosa, esto no es posible. — La regañó sin siquiera conocer su identidad, pero no importaba, eso era lo de menos, ¿Cómo podría dejar a una niña sola? Era imperdonable. Decidida a seguir reprochándola solo pudo quedarse muda cuando la contraria se puso de pie dejando a la luz su rostro. — ¿Chaewon? ¿Eres la hermana de Eunseo? — Se encontraba en shock, si era la hermana de la pequeña ¿Por qué nunca se la cruzó en el jardín?

—¿Yunjin? — La pelinegra pasó ambas manos por sobre su rostro para limpiarse las lágrimas que corrían en este. —Yunjin... muchas gracias en serio no sé cómo agradecertelo. —La pelinegra se abalanzó hacia la rubia, abrazándola y aferrándose con fuerza a su cuerpo, realmente estaba agradecida. Ya llevaba una hora buscando a su hermana, la peor hora de su vida.

—No me tienes que agradecer nada, solo asegúrate que no se vuelva a repetir. —Ordenó la menor, tenía en su corazón un revoltijo de emociones que no sabía como controlar o que hacer para no demostrarlas.

—Claro, no se volverá a repetir, en serio. —Aseguró Chaewon. —Por cierto, ¿Conocías a Eunseo desde antes? — Preguntó.

—Soy su maestra del jardín.

—¿De veras?

—Si, y como su maestra te digo que ya deberías llevarla a casa, se ve que lloró mucho y ya le estará por caer el sueño. — Yunjin no sabía como escapar de la situación, estaba molesta por la irresponsabilidad de la pelinegra, pero su corazón latía tan rápido y temía que este saliera disparado de su pecho. —Gusto verte, Chaewon. —La alta se despidió para luego dar media vuelta e iniciar el camino hacia su departamento.

—Yunjin. — La llamó Chaewon, provocando que la rubia volteara con el corazón entre sus manos.

—Dime.

—¿Por qué no fuiste a la cafetería ayer?

Every Day. | PurinzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora