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Tenía que ser una broma, era imposible que estuviese en la casa que estaba pensando, era imposible que fuese la casa de mi exprometido, me acerqué a las flores y en un impulso tire el jarrón al suelo.

Era la persona que menos quería recordar en este momento. Estaba enfadada, molesta, en ese momento deseaba que él hubiese estado en casa cuando Muzan mató a todos.

Gracias a él, ahora y siempre odiaré las rosas blancas que siempre me regalaba a mí y a todas las demás.

- ¿Todo bien? - Pregunto Muzan al ver el jarrón de rosas blancas en el suelo y mi cara enfada.

- No - Dije.

- ¿No te gustan las rosas blancas? - Pregunto - A mi tampoco - cogió una de las flores del suelo y dejó caer una gota de sangre de la herida que acababa de hacerse en la mano con sus propias uñas. La flor se volvió de un color rojo intenso. - Prefiero las rojas. - Dijo sonriendo mientras me ponía la flor entre las manos.



- ¿Así que esta es la casa de tu ex? - Pregunto.

- Si - Respondí.

- Bueno, elegí la casa porque era la casa abandonada en mejor estado, no iba a ponerme a preguntar de quién era la casa, la verdad. ¿Pero, por qué es tu ex? - Pregunto.

- Pues porque lo dejé. - Dije.

- No, ya, lógicamente es porque lo dejasteis, me refiero a el porque le dejaste. -

- Pues... simplemente porque me engaño.- Dije sería.

- Ja! Que estúpido de su parte. -

- ¿Ah? - Su comentario me sorprendió. 

- No entiendo porque estás enfadada, por lo que me has contado es un idiota más de esta mundo, deberías de estar feliz de haberte deshecho de él. - Dijo tranquilamente.

- Puede que tengas razón. Un momento, ¿Acabas de decir algo que me ha servido para algo? - No me esperaba eso, la verdad.

- ¿Perdona? ¿Te sorprende que alguien que ha vivido mucho más que tu te pueda decir algo que te sirve? - Pregunto levantando una ceja.

- ¿Te acabas de llamar viejo? - Le pregunté riéndome.

- ¿Me lo estás diciendo en serio? - Dijo serio. - Tienes en cuenta que acabas de llamar viejo al mismísimo Muzan, ¿No? -

- Sí - Le con este sonriendo.

-Tu ya no le tienes miedo a nada, ¿cierto? - Dijo suspirando. Me limite a sonreír. - Pues deberías, no puedo permitir que un demonio de rango infinitamente inferior al mío no me tenga ni una pizca de miedo ni respeto. Y menos aun, después de haber incumplido mi castigo, no creas que se me a olvidado. - Me miraba serio y a la vez enfadado, y la verdad, no sabía qué hacer en este momento.

- Señor. - Uff... salvada

De repente se abrió la puerta de la casa y apareció un demonio arrodillándose, era musculoso con una piel bastante clara similar a un blanco brillante teñido de verde y gran parte de su cuerpo se encontraba decorado por gruesas líneas azules. 

気持ち Kimochi ➶ Muzan KibutsujiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora