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Los vientos azotaron con fuerza aquella tarde en Desembarco del Rey.

Momentos después en el cielo se divisaban dos dragones. Uno brillante como el oro, y el otro tan grande como un castillo.

Parte de la ciudad fue opacada por la sombra de Vhagar.

Para los locales era normal ver a los dragones de la familia real sobrevolar el cielo. No fue una sorpresa verlos paseando por los alrededores, pero para los visitantes de otras tierras sí. Incluso la corte se paralizó brevemente cuando los dragones de los príncipes se vieron en el cielo.

Emoción y ansías empezó a formarse entre las damas de la corte y entre los mismos caballeros. Las próximas justas en nombre de la reina tendrían lugar con los príncipes presentes.

Todos parecían extasiados.

Incluso Alysanne Stark, pero por motivos muy diferentes.

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Era una mañana más ruidosa de lo normal.

El día del nombre de la reina se iba a celebrar con justas entre los caballeros elegidos por las casas más importantes de Westeros. Todos habían sido invitados, desde Invernalia hasta Dorne.

Asistir era una obligación implícita.

Días antes del cumpleaños de la esposa del rey Viserys Targaryen habían empezado a llegar los primeros lords representantes de las casas sureñas. Los Lannister fueron los primeros en desplegar sus estandartes en el interior de la ciudad. Les siguieron los Arryn, Baratheon, Westerling y Beesbury.

El campo que se le había asignado a las justas estaba rodeado por varias tiendas de campaña, frente a ellas ondeaba el estandarte de sus respectivas casa. Ciertamente era un buen momento para afianzar los lazos entre señoríos.

O empezar nuevas enemistades.

"¿Rhaenyra llegó?", preguntó el rey a su mano.

"No, alteza. La princesa debe estar en labor de parto en estos momentos. Mandaron regalos en su lugar", contestó Otto Hightower mientras ayudaba al rey a vestirse.

"¿Qué hay de los Stark?"

"Pasaron la frontera y estarían en unas horas en la ciudad", comunicó Otto Hightower, sin mencionar nada más al respecto. La última vez que se atrevió a mencionar a los norteños el rey lo había despojado de su cargo unos días.

"¿Los Martell?", volvió a cuestionar.

"Instalándose. Llegaron al amanecer, majestad".

Viserys Targaryen hizo una mueca de dolor cuando le colocaron la corona.

"Pon más guardias con Alysanne. Qué no se acerque... a ninguno".

Otto Hightower asintió, hablaría con sir Harrold para que asigne un caballero a Alysanne en unos días. Por lo pronto dejaría que Helaena y ella disfrutaran de la ciudad.

Había mucho que hacer en la fortaleza. Invitados que recibir y lords con los que negociar futuras alianzas. También debía asegurarse que su hija, la reina, estuviese haciendo lo que él le recomendaba y no lo que lord Strong le susurraba.

Todo era más importante que estar pendiente de la chica del norte.


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Alysanne elevó una ceja cuando se fijó en la vestimenta de la princesa.

"Te van a reconocer", comentó con una pequeña sonrisa. Helaena vestía un hermoso atuendo celeste, no traía joyas en sus orejas pero sí un collar con pequeñas perlas. Además, llevaba una capa negra que, según ella, haría que nadie la reconozcan por el pueblo.

Crónicas de una loba |Aemond x OC |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora