Habían pasado 4 meses, Amy estaba desaparecida, nadie sabia nada de ella. Cada mes enviaban cartas a la policía escritas con la sangre de la joven, estas eran fotocopiadas y repartidas por la ciudad por desconocidos.
James estaba envuelto en su tristeza, por primera vez sintió que el mundo se detuvo, se sentía muerto.
No salía de la habitación, se quedaba ahí pensando en Amy mientras abrazaba las ropas de esta, sintiendo el perfume.
A veces lloraba, otras gritaba, intentaba incluso matarse, pero no podía volver a morir.
Iris y Ramona iban a la agencia, preguntaban todos los días por nuevas pistas pero nadie les respondía y es que no encontraban nada.
Cada vez que se avisaba de un cuerpo de una mujer, se pensaba que podía ser Amy, pero nunca lo era.
No sabían si era mejor encontrarla muerta o no saber de ella.
-James, cariño, me duele verte así- la condesa lo visitaba, siempre tenia esos oscuros ojos viendo a la nada, no sonreía, ni siquiera la miraba, parecía una estatua.
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Amy estaba amarrada de pies y manos a una cama, muchas mujeres la limpiaban, tenía conectada en sus venas un suero y cada 4 horas llegaba un hombre que le inyectaba una sustancia que la hacia perder la noción del tiempo.
La joven había bajado 20 kilos, estaba blanca como un papel, no tenia fuerzas para nada, pasaba los días escuchando el reloj, al principio la volvía loca, ahora era su única entretención.
La dejaban sola 23 horas al día, en la oscuridad, a veces iban hombres a verla, no la tocaban, pero se masturbaban en grupo mirándola y ella los escuchaba.
Su mente nunca había estado tan alejada de la realidad, las torturas psicológicas llegaron a un punto que la quebraron, ya no luchaba, ya no era ella.
A veces cuando los hombres entraban ella pensaba que la iban a matar y eso sería lo mejor.
Solo quería morir.
No sabía cual era el propósito de dejarla con vida.
Escuchó la puerta abrirse, el sonido de unos zapatos de mujer avanzando hacia ella la hizo abrir los ojos.
-Amy, me dijeron que ya estabas lista- la joven no respondía.
-Me recuerdas? Soy Ally.
Amy solo escuchaba la voz a lo lejos, su cuerpo estaba pero su mente no.
-Perdona por todo esto, pero para que nuestra misión sea reconocida, debemos mantenerte con vida hasta que llegue el momento. Hasta ahora llevamos 7 asesinatos, tu seras el noveno.
Ally le acarició la cara.
-Toleraste tanto a Kai como a John y ambos resultaron ser lo mismo, hombres violentos sin ningun tipo de asco a la hora de hacerle daño a una mujer. Ninguno entendió el poder que tenemos, pero Amy, tu se lo demostrar a todos con tu sacrificio, todo el pais está atento a ti, todos empatizan contigo, la chica que sobrevivió a un culto, decidio ser detective para atrapar a los malos y ahora es victima de torturas de un grupo de hombres.
Le limpió la cara a la joven.
-Ellos son los malos, hay protestas por ti, las mujeres ya no se quedan calladas, luchan por sus derechos, odian a los hombres, ¿te das cuenta? Eres perfecta.
Amy solo miraba el techo.
-Ally... matame.
Ally rió.
-Pronto pequeña, pero desde mañana tendrás más compañia, esos hombres que vienen y te miran, estaran aqui todos los dias, pero ya no solo te mirarán, desde mañana seras una muñeca erotica para ellos.
Ally se marchó dejandola en completa oscuridad.
-James...- susurró para luego llorar.
Al dia siguiente dos mujeres la desencadenaron, le ayudaron a levantarse, la bañaron, le depilaron todo el cuerpo, la peinaron y le pusieron lencería roja.
Cambiaron las sabanas de la cama por unas de seda negra, pusieron a Amy en la cama y la ataron con nuevas cadenas.
Amy sabia lo que iba a pasar, pero no le importaba, la violacion en grupo se producia unas semanas antes de la muerte de la victima, solo eso le daba esperanza.
Llegaron 20 hombres con diferentes mascaras, todos en batas blancas.
Eran los mismos hombres de siempre, los reconocia por la voz.
Uno de ellos el que tenia voz mas joven era el que los guiaba.
-Estamos aquí para hacer realidad nuestros sueños, esta mujer engañó a Kai Anderson, uno de los hombres mas inteligentes de este planeta, pero fue hechizado por esta bruja, entre todos debemos purificarla antes de su muerte, para que su alma no vuelva y tome venganza.
Amy tenía los ojos cerrados.
-Yo, como siempre, seré el primero, después podran hacerlo todos juntos.
El joven se sacó la bata, estaba completamente desnudo, vio a Amy a través de su mascara, la acarició, tocó sus piernas y le pellizcaba los muslos dejando marcas rojas.
Amy no lo miraba.
-Siempre te desee, Amy White.
El joven se puso sobre ella y rasgó la ropa interior, frotaba su miembro con su intimidad con ella.
-No sabes cuanto habia deseado esto, estos 4 años de espera fueron un infierno.
Amy solo pensaba que despues de eso moriria, solo debia soportar la violación y se le caian lagrimas.
-¿Cariño, estas llorando? Te aseguro que esto no es nada, gritaras de dolor.
Puso su glande en la enteada de esta y justo cuando iba a entrar por completo, la puerta se abrió de golpe.
-NO TE ATREVAS A TOCARLA!- Gritó un hombre que Amy reconoció por su acento.
-James?...
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Nuestra Rota Historia 2 (James Patrick March)
RomanceContinuación de "Nuestra rota historia" Amy, despues de su historia con Kai Anderson, es enviada a investigar a un asesino en serie, para esto se hospeda en el Hotel Cortez, donde conocerá al excéntrico dueño, quien se robara su corazon. Sin embargo...