Parte IV

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Las noticias sobre el magno evento circularon desde antes de la llegada del sol. Con la presentación del rey ante los medios la ciudad se llenó de júbilo. En el baile de esa noche, se reunirían personas importantes de la política, el espectáculo, y muchos héroes. Para el público se trataba solo de un baile de bienvenida a la familia real, pero los invitados sabían bien que se celebraba el compromiso del héroe número dos, aunque nadie había tenido la dicha de conocer a la novia, no después de la desastrosa actuación de los héroes para protegerla.

Por la noche, en el enorme salón elegido para el baile, se habían reunido héroes que actuarían como guardias para la familia real, todos pertenecientes a la misma agencia que el futuro novio.  

La sala de la gran reunión era un enorme espacio de forma poligonal, de alto techo y pisos de cerámica de un color azul oscuro. Contra uno de los muros se extendía una alta escalera que conectaba con algunas habitaciones arriba, las cuales se extendían a lo largo del pasillo que rodeaba la estancia, un espacio que también servía como balcón, por si los invitados querían descansar del barullo de la fiesta, pues ahí, escondidas entre las flores, había algunas bancas acolchadas.

Los invitados comenzaron a llegar, bajando por las altas escaleras. Mientras los héroes observaban atentos, desde sus lugares en cada esquina.

Entre quienes bailaban y quienes comían del buffet, los empleados del lugar y la servidumbre del rey se movían desesperados, buscando a alguien al parecer. Cuando una mujer pasó frente a Dynamight, el inquieto héroe no pudo evitar preguntar. Al parecer, nadie encontraba al novio por ningún lado, y el rey se estaba impacientando.

Media hora después, aún con el futuro novio desaparecido, se anunció la llegada del rey y la princesa. Hisashi era un alfa imponente, con una sonrisa mordaz. Pero la princesa, si se podía definir con una palabra, era sublime. Su sola presencia calmó las inquietudes, su sonrisa apaciguó los murmullos. El omega, con su vestido esponjado de brillante color dorado, que dejaba a la vista sus hombros salpicados de las tiernas pecas que lo caracterizaban, apenas llegó al pie de las escaleras del brazo de su padre, se volvió el centro de atención, de los alfas, de los medios, de los hombres y las mujeres.

Al otro lado de la estancia, frente a las escaleras, había cuatro tronos, el más grande y ostentoso para el rey, a la derecha, dos más pequeños decorados con oro, que pertenecían a Izuku y a Shoto; un último, que era más una silla de terciopelo rojo, era el lugar destinado para la institutriz.

Ninguno de los tronos se usó en seguida, pues el rey se paseó por la estancia, conversando con cada alfa que se cruzó en su camino. Y a falta de prometido que acompañará a la princesa, el omega fue arrastrado a cada conversación de su padre. Aquello no pasó desapercibido por un grupo de héroes que observaba desde el balcón.

—Su sonrisa no me engaña, debe estar harto de esos alfas molestos —murmuró Chargebolt.

—Eso es seguro, su padre no habla de otra cosa que no sea lo maravilloso que es que la princesa por fin se case —se unió Eri, quien comía despreocupada de un plato de pastel que sostenía para ella la heroína Pinky.

—¿Dónde carajos se metió ese bastardo mitad-mitad? —bufó Dynamight, sin apartar la mirada del pobre omega que le sonreía a las cámaras que lo hostigaban con flashes.

—Nadie lo ha visto desde esta tarde —suspiró Pinky—, voy a matar a ese tonto.

—Oye, Dynamight —llamó Red Riot—, ¿por qué no, el héroe número uno va y abre la pista con un vals junto a la princesa?

—Cierra la boca, idiota —se quejó el héroe.

—Es una buena idea —celebró Pinky—, el rey no se negará si se trata del número uno, el héroe que trajo a la princesa a salvo.

Una princesa para el héroe [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora