Ugh, este necesita terapia.

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Hace un tiempo, más bien, cuando Lan Xichen creía que "todo estaba bien", solía pavonearse en el clan de Yunmeng Jiang, escondiendo su descaro bajo la carta de "visita oficial"; así, Jiang Wanyin no solía tener problema en hospedarlo en una habitación designada para los invitados más distinguidos de la secta, cercano al muelle privado de la familia principal; por supuesto, el líder Jiang solía salir de sus aposentos y escabullirse en la oscuridad hacia la habitación, donde Lan Xichen le esperaba con los brazos abiertos.

"Sospecharán menos de ti, si sales de tu habitación en la noche, mi loto, puedes entrar por la ventana, yo te estaré esperando..." de esa manera Xichen había convencido a Wanyin a que se escabullera por las noches en su propio clan como un ladrón. De forma estricta, había sido una buena estrategia, una gran jugada del líder del clan de la nube, donde ambos no se arriesgarían a ser descubiertos, porque claro, los discípulos jamás preguntarían por qué su líder saldría de sus habitaciones a mitad de la noche, no se preocuparían si su líder aún tendría terrores nocturnos, ni encendería alarmas de sus más allegados; por supuesto que no, Lan Xichen lo tenía bien controlado, claro...

Aquí es la parte en la que todos nos damos cuenta de la ironía de lo que está escrito arriba, Lan Xichen podía creer que engañaba a todos, cuando el mayor imbécil que cayó en sus mentiras siempre fue él mismo y de eso debió haberse dado cuenta en cuanto pisó el Muelle de Loto, pero dejemos eso para después.

Lo importante es el presente, donde Lan Xichen sufre y despierta en un catre duro, inhalando vapores de hierbas medicinales, en medio del pabellón médico del clan Jiang, solo y sin ver a Jiang Wanyin a su lado. 

Con dolores físicos y emocionales, el líder Lan se levantó de forma perezosa, el silencio de la habitación y del exterior, sólo podía indicar que aún era demasiado temprano para los habitantes del clan, no así para él, pues la costumbre y el deber dictados a lo largo de los años, le obligaban a abrir los ojos antes del alba. Si estuviera en su hogar, podría ocupar su mente en sus actividades ya designadas para tener la mente ocupada; no como ahora, que no podía dejar de darle vueltas a lo que había presenciado esa madrugada, empeorando su estado de ánimo.

Debía admitir que la situación le había sobrepasado, era como si sus peores pesadillas se hubieran materializado para burlarse y atormentarlo por sus errores del pasado, además de, dejarle un claro mensaje de que ya no había forma de que pudiera redimirse, sin importar lo que hiciera. Porque Jiang Wanyin había avanzado, lo había dejado de lado, había sonreído hacia otro horizonte y...

"¡A-die!..." Joder, seguía sintiendo cómo esa vocecita seguía haciendo eco en sus oídos, en cabeza. Muy dentro de sí, seguía negándose a aceptar la realidad en la que sólo estaba ahí como un vil espectador; quería creer que todo había sido una muy elaborada jugarreta donde cada uno de los viles miembros de ese clan habían sido partícipes; amaban demasiado a su líder, habrían hecho lo que fuera por él, incluso sacarse de la manga a un pequeño heredero.

Por lo que, decidido a no ser el payaso de nadie, salió del pabellón con lentitud, sabía a donde tenía que ir para obtener las respuestas que su estabilidad emocional y mental necesitaban. Se le hizo un poco extraño encontrarse siendo el único individuo en el lugar, lo normal habría sido toparse con un sanador novato haciendo guardia, en dado caso que él pudiera despertar y así ser escoltado a las habitaciones de huéspedes, pero no se topó con nadie. Era como si los sanadores y demás discípulos, incluso las arañas más mortíferas, se hubieran puesto de acuerdo para volverse perezosos y poco filiales, o, cómo si no quisieran encontrárselo en sus caminos, para que él no pudiera hacer ciertas preguntas, y que a ellos no les correspondía responder.

De enfermo terminal a un villano escoria que protege a su hijo precioso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora