Parte 2

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Oh Florencia, ciudad que con suave brisa lleva una sensación de tranquilidad, aquel vehículo de cuatro ruedas se va acercando a un pequeño bunker anti bombas custodiado solo por un pequeño grupo de soldados, soldados del ejercito italiano, soldados que a simple vista se veían frágiles y temerosos, de pronto el ghepp se detiene y las tres mujeres ven como los soldados apuntaban sus armas y gritaban con furia que salgan con las manos en alto, Katerina hace una seña de alto a las demás y baja ella sola, la lluvia tomo mas intensidad y el ruido de una botella rodando junto a una chapa hacia ver tenebrosa a la líder de aquel trió de damas, Kate avanzo en silencio y a medida que lo hacia se daba cuenta que los soldados retrocedían de apoco, ya a unos cuantos metros de ellos la bella dama hablo en voz alta.

 -saben que hemos acabado con mas de cien soldados nosotras tres solas, ¿de verdad tienen el valor de apuntar sus armas hacia nosotras?- cuando da un paso mas una bala sale volando de un fusil de un joven cabo, la bala se acercaba en cámara lenta ante los ojos de la alemana, Katerina lo único que logro hacer fue sentir su pecho siendo perforado y los gritos de las otras dos compañeras gritando desesperadas, cuando cayo al suelo sentía que sus fuerzas se desvanecían y no podía levantarse, pasaron unos segundos cuando se percato que Mercy pasaba a su lado abriendo fuego a lo loco, con una mirada fría y llena de furia, contrario a ella, Closter se acerco a toda velocidad a su amiga tirada en el suelo y apretando la herida en el pecho decía una y otra vez - no me dejes por favor, tu no-, la visión de Katerina se tornaba borrosa y en esa visión empezaba a pasar toda su vida antes sus ojos, pero todo se detuvo en una sola cosa, en un rostro.

El ruido de unas rejas abriéndose iluminaron aquella celda oscura, allí se encontraba una joven francesa con el rostro lastimado y labios partidos, por aquella puerta de metal entraron dos soldados nazis con una sonrisa algo tétrica, -¿te vas a seguir resistiendo o nos divertiremos al final?-, dijo uno con un tono asqueroso, la prisionera levanto la vista y con una mirada casi vacía no respondió, ambos hombres se empezaron a acercar quedando parados frente a ella, ambos se reían cuando una voz de una mujer los interrumpió.

-Alto, ¿que demonios significa esto?- la joven francesa dirigió su mirada a la entrada de aquel lugar lugar, y allí la vio, una joven con múltiples medallas de honor y conmemoración, aquella soldado paso por la entrada de aquel oscuro y sucio lugar.

-Lo  voy a preguntar por ultima vez ¿que mierda esta ocurriendo aquí?- dijo con un tono severo Katerina, respuesta que solo derivaron en tartamudeos hasta que uno respondió -solo queríamos sacarle información señora- mientras se ponía en postura firme y manos en su frente, una seña de ojos indico a los dos soldados que salieran así quedando sola las dos mujeres, una toda acurrucada en una esquina y la otra parada frente a ella.

Arrodillándose también y sacando un expediente de su saco, la alemana le mostró a la prisionera -esta eres tu, es tu expediente, se todo acerca de ti, ven acompáñame así te aseas un poco- por algún motivo la mirada de aquella nazi le dio fuerzas y confianza a la joven Lesomer.

Poco después amabas se encontraban en un cuarto amplio y limpio, lleno de cuadros y noticias de Katerina derrotando a las tropas aliadas, actos que se catalogan heroicos y imposibles para todos, una cama bien prolija y un escritorio de lado con un arma sobre el, de repente Kate se empieza a acercar a paso agigantado a la posición de Closter, esto provoco que la joven francesa cerrase los ojos en señal de miedo, pero lejos de ocurrir lo que ella esperaba un suave trapo húmedo empezó a correr delicadamente por sus labios lastimados, sus ojos se abrieron y vieron unos ojos que le inspiro seguridad, -¿por que me trajiste a aquí, porque me sacaste de allí?, ¿que quieres de mi?- las preguntas bombardearon el silencio de aquella habitación, una leve sonrisa se dibujo por el rostro de Kate y arrastro casi por la fuerza a Lesomer hasta el baño, allí le prendió la ducha y salio sin responder nada dejando sola a la inexperta francesita, esta no demoro en sacarse la ropa para bañarse con agua tibia, ese baño era el primero después de varias semanas de un sufrimiento por torturas terribles, cuando las gotas empezaron a cruzar sus ojos lagrimas guardadas empezaron a hacer compañía a la cálida agua, lagrimas que provenían por varios pensamientos pero por sobre todo por que ella sabia que esa ducha significa que la iban a ejecutar, sus piernas no resistieron lo que parecía una tonelada de kilos, cayendo así en e baño acurrucándose de nuevo pero esta vez bajo el agua de la ducha, el tiempo parecía correr pero a ella no le importaba, pronto la puerta se abriría y sabia que entrarían a matarla, ¿porque hacen esto?, ¿por que te dan un ápice de esperanza para luego hacerlo?, se preguntaba, reuniendo todo su valor y fuerzas Closter decidió vestirse y intentar escapar, saliendo a punta de pies no logro ver a nadie, aquella habitación parecía vacía, su mirada se percato en que la pistola seguía sobre el mueble, rápidamente la tomo y se propuso a salir pero cuando estaba a punto de salir se llevo por delante de con la desconocida, el miedo invadió a Lesomer que retrocedió y apunto el arma a la alemana, sus manos temblaban ya que nunca había matado a alguien.

-Katerina, me llamo Katerina- dijo la conmemorada soldado, -estarás mas segura conmigo que allá afuera sola- estas palabras hicieron eco en Closter, que de apoco comenzó a bajar el arma-

 -¿Por que me trajiste a aquí?, ¿que planean hacerme?- las palabras de Lesomer le dolían al salir en gran parte por su labio partido.

La sorpresa fue grande cuando Kate dejo una bolsa con suministros y se quito el buzo y la chaqueta, al parecer estaba desarmada-

 -Closter Lesomer, una espía de diecinueve años, atrapada por imprudencia, - envolviendo con su chaqueta a la espia, -deben estar realmente desesperados si mandan jóvenes a morir por los mayores-, guiándola a la cama, -soy Katerina Hess, claro que  eso ya te dije-, la suave mano con crema se deslizaba por el brazo de Closter, -pertenezco a un equipo élite de soldados alemanes que representamos el poderío militar, de echo soy la persona mas temida en el campo de batalla-, la mano de llego al cuello de la prisionera, logrando notar diferentes hematomas, -relájate no te haré daño, de echo trabajaremos juntas a partir de ahora-.

"Uno, dos", "uno, dos", los ojos de Katerina comenzaron a abrirse solo para ver a medico del equipo Alfonzo, tratando de darle vida a lo que parecía muerto, pero sobre todo noto que su mano estaba envuelta en las palmas frías de Closter, -vamos nena, vuelve a mi-, oyó que decía su francesa favorita.

    

Batalla por la libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora