The kids in the dark

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Mi nombre es Frank Iero, tengo diecisiete años y vivo en Belleville, Nueva Jersey.

Odio levantarme temprano, soy de los que les gusta dormir.

Desde que nací siempre me gusto la música. Mi abuelo y mi papa son bateristas. Yo prefiero la guitarra.

Cuando cumplí los once comencé a querer integrar bandas, y aunque no duraron mucho, fuero una buena experiencia.

No me gusta para nada estudiar, aunque si soy un buen alumno, en comparación a otros de mis compañeros. Suelo ser respetuoso con mis profesores y tengo mi pequeño grupo de amigos en mi curso.

Mis padres están separados, aun así se llevan bastante bien, al menos cuando estoy presente.

Siempre que como papas fritas, lo hago con kétchup y la bebida siempre sin hielo.

No suelo salir de fiesta, me agrada pasar tiempo en mi casa, me resulta muy cómoda y acogedora.

Tengo una remera de Misfits, de mis bandas favoritas, que tiene alrededor de 8 años, y la considero una reliquia, aunque siempre que peleo con mi mama, ella amenaza con tirarla a la basura o utilizarla como trapo.

Llevo el pelo corto y de un marrón bastante oscuro.

Me gusta ser pulcro y mantener todo en su orden.

Todos los días deseo ser más feliz que el anterior, es una pequeña meta diaria, aunque no siempre puedo cumplirla.

Cuando me ocurre un problema suelo desahogarme componiendo alguna que otra melodía, o escribiendo palabras al azar que de alguna manera luego tienen sentido.

Solo soy un chico normal. Pero como todo chico normal, tengo mis cosas malas.

Aunque vivamos en el siglo veintiuno no es algo que todo el mundo suela comprender.

No todo el mundo suele pensar igual, muchas personas tienen mentes cerradas. Entre ellas, mis padres, tíos, primos, abuelos, y casi todas las personas que me rodean.

Jersey es un lugar triste, lleno de calles húmedas y frías, donde la calidez solo se encuentra en las casas de los afortunados que pueden llamarlas "hogar". Ahí entro yo. Mi familia es muy unida, y todos nos queremos.

Solemos juntarnos para cada cumpleaños y compartir una comida, donde cada quien trae algo para compartir.

Aunque mis padres estén separados las familias se llevan bien entre si, y claramente, creen que es lo mejor si veo que pueden convivir juntas.

Podemos ser unidos, pero no podemos coincidir en todo.

Soy un error. Eso dan a notar cada vez que el tema sale a la luz.

Yo no abro mi boca y me limito a comer en silencio, asintiendo de vez en cuando, a cosas con las que no estoy de acuerdo e intento no escuchar.

A veces deseo no ser así, pero es algo con lo que nací, toda mi vida había sido así, pero nunca dije nada. Tenía miedo. Tengo miedo.

Como la mayoría de las personas que conozco, mi familia, cree que la homosexualidad es algo que está absolutamente mal, como los gobiernos corruptos, los ladrones o los asesinos.

En esas enormes cenas que realizan, se ponen a discutir sobre el tema. Obviamente, del lado en contra.

Creen que está mal. Que solo son chicos o chicas calientes y caprichosos, que no saben lo que quieren o piden a gritos atención.

Yo no era así, definitivamente.

Una de las razones de porque me gustaba tanto estar en casa era porque ahí tenia mi computadora. Suena estúpido, pero ahí estaba él.

The kids in the dark | Frerard <one shot>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora