Capítulo 4: Preparándonos

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-¡Hola, Mara! ¡Ya estoy aquí!- dije rápidamente.
-¡Hola, Lydia! ¡Qué madrugadora!- contestó mi profe.
Como siempre me ofrecí para ayudar en lo que hiciera falta y ella me mandó dar de desayunar a los caballos. Cada uno tenía al lado de su cuadra una pizarrita con la comida que le sienta bien y la cantidad exacta que pueden comer. Al ser un total de 24 caballos y 3 ponis se tarda bastante en preparar las mezclas de cada uno. Sin embargo a mí eso no me resultaba ningún problema dado que disfruto mucho con ellos y me encanta estar en contacto con los diferentes caballos, todos ellos con sentimientos y pensamientos diferentes, pero todos con un alma noble y fiel.
Tras terminar mis tareas, me fui a ocuparme de mi pequeño Mazzal. Mara me pidió que lo ensillara y luego fuera a darle cuerda a la potra nueva. Le coloqué la montura y los protectores a mi caballo y me fui a por Lluvia. Es una potra casi adulta que pertenece a una amazona de familia adinerada, y que ha participado en muchos concursos de doma y salto. Mazzal y yo nunca nos habíamos presentado a ninguno. Éramos buenos en doma clásica, pero nunca hemos saltado. Yaira es la amazona de Lluvia y a veces la vemos saltar. Son realmente excelentes. Saltan un metro y medio y están ya en el nivel San Jorge de doma. Como ella no estaba ese día, yo le di cuerda a la potra. Tenía mucha energía y fuerza, pero Mazzal y yo no teníamos nada que envidiarlas. Puede que no fuéramos mejores que ellos, pero a pesar de no haber formado parte de ningún concurso, teníamos algo mejor, éramos felices el uno con el otro. ¿Y qué si nunca habíamos saltado? ¿Y qué si nunca habíamos competido? ¿Acaso éramos peores? Pues no... Pronto nos llegaría la hora. Teníamos ganas de demostrar lo que valíamos.

El poder de la amistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora