4- Añorar

673 56 11
                                    

-¿Puedo invitarte a comer?- le pregunto el moreno aclarando su garganta, se sentía muy nervioso por la respuesta que podía llegar a darle su esposa.

- No, no porque tengo muchos pendientes. -contestó la mujer jugando con las tiras de su bolsa, también se había puesto nerviosa por aquella pregunta, se moría por decirle que sí, pero tampoco quería ceder tan rápido.

- Vamos a ese restaurante que tanto te gustaba... vamos. - le suplicó el empresario acercándose un poco a ella.

- Está bien Esteban. Vamos a brindar por los buenos recuerdos.

A Marcia no le costaba acceder ante los pedidos de Esteban, de alguna manera su corazón necesitaba permitirse compartir momentos con él aunque su razón necesitara todo lo contrarío.

Esteban se acercó y le dejo un corto beso en sus labios, la sujeto de la mano y salieron de la empresa, subieron al coche y se dirigieron al lugar.

Marcia se sentía muy nerviosa, sabía que al entrar allí un tsunami de recuerdos iban a llegar a su realidad, recuerdos que ella misma había enterrado en las cuatros paredes de aquella prisión.

El moreno se dio cuenta de la situación, sabía que todo esto para ella era difícil, hoy no quería comportarse como un patan, hoy deseaba que esa mujer a la que tanto amo y ama se permitiera disfrutar de su compañía, era consciente de que a Marcia le costaba estar cerca de él, pero también sabía que muy en el fondo ella así lo deseaba.

- Tranquila, disfrutemos el momento.- le dijo el empresario tomándola de la mano y guiándola para entrar al lugar.

Esteban se había encargado de reservar la misma mesa a la cual iban siempre hace 20 años atrás. El mozo los acompaño y les dejo la carta.

- Veo que tenías todo planeado. -comentó la pelirroja mientras se sentaba con ayuda del moreno.

- Si, sabía que aceptarías. -le susurró en el oído y se dirigió a buscar la silla del otro lado de la mesa para colocarse junto a la abogada.

- No hace falta que estemos tan cerca, no voy a escaparme.- dijo Marcia al ver la acción del hombre.

- Necesito estar cerca de ti. -termino por decir el moreno y se sentó.

Marcia se sonrojó y agacho su mirada para leer la carta. Esteban se había percatado del nerviosismo de ella y sonrió pícaramente.

Entre risas, anécdotas y temas del trabajo llevaron la cena en paz. Pero un segundo de silencio basto para que Esteban pudiera por fin decirle algo que llevaba atorado desde que ella regreso a su vida.

- Durante 20 años añore tu presencia, durante 20 años te seguí amando. -le comentó el moreno.

- Esteban, por favor no sigas.-le dijo Marcia acariciando con su pulgar los labios carnosos del hombre que tanto ama.

- No, por favor tú. Te amo Marcia, te he seguido amando y yo sé que aunque lo niegues muy en el fondo también me amas. -le confesó el moreno mientras acariciaba su cara y iba cortando la distancia entre ellos hasta unir sus labios, el beso era suave, lento y tierno, en el se reflejaban las ganas de quererla proteger de todo lo malo que había allá afuera, de todo lo malo que los rodeaba.

- No, no Esteban.-le suplicó Marcia alejandose unos centímetros.

- Marcia, no te alejes, yo sé que tú me amas, no hace falta que lo digas, solo quédate a mi lado así, en silencio, permíteme mirarte, tocarte, besarte, no rompas la magia de este momento.

La pelirroja se permitió seguir relajada, le acarició el labio y se acercó para ahora ser ella quien cortará toda distancia entre ellos. Se fundieron en un beso añorado, así como Esteban había añorado el regreso de Marcia, así como Marcia había añorado el volver a verlo.

"Puedes amar muchísimo a una persona, pero nunca podrás amarla tanto como puedes añorarla"

LA MADRASTRA                                                  one shot- marcebanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora