Ian

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-Dale Ian, ve por la pelota-escuche gritar a mi amigo pero no le hize caso-¿me estas escuchando?

Era obvio que no estaba escuchando a mi amigo. Estaba viendo a esa chica, no tenía idea porque me miraba. Tampóco tenía idea de porque yo le seguía el juego de miradas. En ese momento no sabía que me importada más; la pelóta o ella. Asique decidí combinar un poco de las dos. En el momento en el que le iba a pedir a ella que me pase la pelóta llegó su abuelita. Y ellas dos se fueron. Mi amigo salió corriendo a buscar la pelóta que estaba ponchada.

-¿Eres tonto?-preguntó mientras me lanzada la pelota desimflada-mira lo que hiciste.

-Perdón-dije-no era mi intención.

-No te hagas el tonto-dijo en todo de enojo- yo vi como mirabas a esa chica.

Me tenían atrapado eso significaba que ya sabían que yo la estaba viendo pero como se dieron cuenta, según yo disimulé.

El hilo rojo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora