« Una venganza no puede realizarse con el corazón desgastado, cuando el alma se agrieta y luego es sanada... Me refiero a que, mi Vida, necesitas estar completamente seguro de verle de nuevo el rostro a aquella bestia desalmada que lo dejó a usted...
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JeongGuk observa la figura de JiMin arroparse inconscientemente entre las sábanas de su cama, y algo en él intenta esconderse. Pero le resulta inevitable analizar su rostro, la forma en que sus pestañas rectas caen bonitas sobre sus pómulos suaves, llenos de pecas casi imperceptibles. Acostado a su lado, mirándolo atento, agarrando su suave mano cálida con la propia pálida, alargada y gélida, no puede evitar sumirse en una visión de añoranza. De nostalgia, incluso. De alguna u otra forma sabe que desear ser humano es fútil, pero ¿y si lo intentase... sólo por él?
Avergonzado, tan sólo porque no quiere descubrirse a sí mismo como humano después de tanto tiempo, apoya su frente sobre la de JiMin, cerrando sus ojos, respirando el suave aroma de su perfume. Desea unirse a él y besarlo, sonreírle contra la boca y decirle que lo ama mientras sus labios se juntan en un vaivén de suavidad parsimoniosa.
Pero le avergüenza más cuando, al abrir los ojos, e inhalar el sutil perfume de su cuello, se descubre a sí mismo sobre el mismo. Con una expresión aterrada, intenta apartarse del humano. Siente miedo, miedo de que pueda perder el control y morder la delgada piel que lo separa de la yugular que tanto desea. Inhala aire a pesar de que no necesita respirar, y se da media vuelta para poder sentarse al borde de la cama, frunciendo el ceño, molesto consigo mismo. Podría jurar que el pecho le pesa, que su corazón late desenfrenado, pero no está vivo. Su cuerpo no está vivo.
Y aún así, se siente más vivo que nunca al tenerlo cerca. Cuando lo observa por sobre el hombro, su expresión boquiabierta y relajada lo saluda sin querer, y eso le hace sonreír un poco a pesar de lo que está sintiendo. Vuelve la cabeza hacia delante, y sus pensamientos vagan inquietos. Demostrando que le importa. Demasiado.
Y por eso es que comienza a llorar en silencio.
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