Señor Pichón

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- y entonces me entregó el paraguas y corrió en medio de la lluvia hasta el auto-

- Es por eso que lo has estado evitando -

Marinette había buscado un espacio detrás de una columna del colegio a la hora del descanso.

- Yo sé de lo que se trata eso - Alya sonrió ampliamente.

- ¿Ah, sí? - Alya no respondió directamente, se limitó a hacer la forma de un corazón entre el índice y pulgar de sus dos manos y acercarlos a su pecho imitando un bombeo - ¿Qué? si apenas lo conozco - Marinette separó los dedos de su amiga con un gesto de la mano.

Alya se rió tenuemente - Solo estoy molestando. ¿O no?- intentó volver a armar la forma de corazón pero Marinette lo evitó con otro movimiento de su mano.

El descanso llegó a su fin después de una conversación intrascendente sobre los deberes pendientes, en la que Alya no evitó colar un par de frases para molestar a Marinette, culminando en: - Así empiezan las historias románticas, ¿no crees?- con un tono ligeramente más serio al que había estado utilizando.

Avanzaron con paso lento hasta el salón de clases, pero entre la multitud de estudiantes un par se le atravesaron en el camino golpeando sus hombros sin ninguna sutileza. Chloe no se disculpó por el golpe, se limitó a mirarlas por encima del hombro y decir entre ácidas risas:

- Dupain-Chen, revisa la lista de la agencia de viajes -

Alya y Marinette se miraron confundidas mientras Chloe y Sabrina se introdujeron en el aula sin decir nada más.

Una vez en sus puestos, mientras la señorita Bustier movía los objetos de su escritorio como parte de la rutina previa al inicio de otra sesión de clases, Marinette sacó su celular donde buscó el link para la lista aprobada de la agencia de viajes para el viaje a Nueva York. Deslizó agresivamente a través de los menús expectante de lo que iba a encontrar, aunque solo sería una confirmación.

Marinette no se dio cuenta del silencio del aula cuando gritó rompiéndolo.

- ¡Me sacó de la lista! - con sus ojos inyectados de sangre intentaba no fijar su vista en Chloe pero era una batalla perdida.

- Por favor Marinette, estamos en clase - le respondió la señorita Bustier en el tono conciliador que el momento requería.

Marinette bajó la vista, pero la tensión de sus brazos evitó que se volviese a sentar. No podía verla, pero en medio de los murmullos que había levantado, logró escuchar la tenue y maliciosa risa de Chloe.

- Creo que podemos solucionarlo con el director Damocles después de clase - Replicó la señorita Bustier manteniendo su tono maternal.

- Estoy segura de que fue Chloe - Dijo Marinette apretando dientes.

- Pero yo no soy la dueña de la agencia de viajes - respondió con una voz exageradamente aguda, colocando el dorso de la mano dramáticamente sobre su frente.

- Yo tampoco estoy - añadió Alya levantando la pantalla de su celular, a lo que le siguieron más murmullos. - No dejes que te vea llorar - le susurró a Marinette, quien secó rápidamente una lágrima en su mejilla de la que no se había percatado hasta ese momento.

- Vamos a calmarnos y hablamos con el director ahora - Pero las palabras de la señorita Bustier no llegaron a oídos de Marinette, pues como una flecha salió del aula.

Marinette lavó su rostro en el lavamanos, vio sus mejillas sonrojadas y las palmeó con más agua. Entró en un cubículo, echó el seguro, bajó la tapa del inodoro y se sentó ahí, con una mano húmeda sobre su frente, esperando que bajara sus pulsaciones.

Miraculous, una historia recontadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora