El futuro soñado.

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5. El futuro soñado.


La historia fue muy simple. Y con su simpleza causó dolor en Jongin. Después de su partida (o al menos así lo intuyó), Kyungsoo cayó en una profunda depresión. Depresión que aumentó con el miedo a todo lo que estaba ocurriendo. Sus crisis fueron más severas, a tal grado, qué a sus padres les costaba comprenderlo y ayudarlo.


Sus ataques de ira fueron en aumento.


Un día, alguien en la escuela se burló de algo que nadie quiso decir. Jongin no sabría que la burla era a causa de su ausencia. Kyungsoo término liado a golpes y ahí empezó todo. Comenzaron a indagar él porque de su carácter tan extraño. Le dijeron que algo no andaba bien en su cabeza. Y empezaron las batallas con los doctores. Se le detectó cierto trastorno y en ese momento tan crítico para el mundo, no supieron cómo lidiar con eso.


Hasta que encontraron una supuesta cura para ello.


La cura resultó ser por la que el doctor Hang lo había salvado.


El dolor en el cuerpo y el decaimiento fueron parte de las secuelas, pero había otra que a Jongin le dolía más: qué él ya no apareciera en los recuerdos más preciados de Kyungsoo.


En su cabeza, las promesas y los sueños se habían desvanecido cómo hilos de humo esparcidos por el viento.


Una tarde, Jongin decidió intentar un último recurso. Una desesperada forma de recuperar a Kyungsoo. El caos seguía prevaleciendo en el planeta. Mientras Jongin luchaba contra el olvido, las personas se enfrentaban a un mundo sin amor.


Jongin decidió rescatarlo para ellos.


Con el permiso del doctor Hang, ideó llevar a Kyungsoo a dar un paseo por la playa. Ese había sido uno de sus más grandes sueños. Casarían cangrejos, perseguirían tortugas, jugarían con los peces, bailarían con las medusas y por la noche, con el cielo cómo amigo, harían collares con estrellas.


Kyungsoo lo veía empacar con una sonrisa inquieta. Jongin le contaba cosas intentando vencer sus temores. Un ruido estridente les hizo girar la cabeza hacia la puerta. Los gritos en el pasillo los asustaron y alertaron a la vez. Alguien amenazaba al doctor Hang de un acto muy malo. Jongin supo al momento cuál era.


Haber rescatado a Kyungsoo.


Tomó de la mano al muchacho, tomó el maletín y lo obligó a saltar por la ventana que daba al jardín. Corrieron. Cómo nunca en su vida. Hasta la estación del tren.


Al abordar y tomar su asiento, Kyungsoo se acurrucó en su pecho y Jongin se sintió vencedor del mundo.


El paisaje pasaba borroso a través de la ventanilla.


Había viento fresco y el vaivén del tren era una especie de arrullo.


Al llegar a su destino, bajaron del tren y caminaron hacia la playa. Al ver el mar, Kyungsoo abrió muy grandes los ojos. Algo se removió en la bruma que solían ser sus recuerdos porqué su mirada se volvió agua y sus pies se movieron con alegre nostalgia sobre la arena. "Una vez alguien soñó con venir a conocerlo" susurró Jongin señalando ahí, dónde el mar se rompía y luchaba contra unas rocas.


Kyungsoo guardó silencio.


Se instalaron en una pequeña casita de una sola habitación que no resultó ser tan cara. Después se dirigieron al mar y descalzos, dejaron que el agua vistiera sus pies. No encontraron medusas, pero sí algunas tortugas. No danzaron con las olas, pero, por la noche, se tiraron sobre la arena a observar el cielo atiborrado de estrellas.


Cómo hacía tiempo atrás, en otro mundo, en otras memorias, solían hacerlo sobre la paja en una colina que llegaba a un brillante infinito.


El cielo no estaba apagado, y aun así Jongin volvió a rasgar en trocitos aquél celeste papel imaginario. Trocitos luminosos que envolvían nuevas promesas para un chico bonito de grandes ojos oscuros. Los puso de nuevo en las manos de Kyungsoo y tuvo la mejor recompensa, porque, en un mundo de caos, enloquecido, al fin pudo volver a besarlo.


Los trocitos rasgados de cielo eran brillantes. Y palpitaban en sus labios. Jongin los guardó para Kyungsoo y así envolver con ellos, aquél futuro tan soñado.


FIN.


**


N/A: Aunque ahora el electroshok ya no es considerado algo tan malo, en los tiempos de la Segunda Guerra no fue utilizado de forma ética. Una de las secuelas de la que muchos pacientes se quejaban, era de la pérdida de la memoria. Siento que le quedé a deber a esta historia. Espero pueda retomarla más adelante, y reescribirla con diálogos y otras escenas. Gracias por leer.  

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