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Un olor a distintas flores se presentaba en el aire, fúnebre, gente vestida de negro y llorando, algunos con sus miradas perdidas y ojos apagados.
El mejor amigo del muchacho desecho entre los brazos de quien era su amado, con aquel chico que juro amarlo hasta el último de sus días y atesorar sus recuerdos.

Kim Doyoung había fallecido, el pelinegro muy tarde batalló con una enfermedad cardíaca que tan sólo sus cercanos sabían, solo el estaba al tanto de que su tiempo sería limitado habían dicho meses pero su vida se acortó cuando un ataque al corazón se hizo presente, nadie supo por qué, nadie comprendió cómo fue que partió siendo tan joven.
Solo se encontraron con el mucho inerte sobre un montón de papeles sobre su escritorio.

"Para Yuta"

Se leía en un sobre, la madre del joven resistió a su curiosidad por leer que fue aquello que escribió al dulce japonés que desde pequeños acompañó a su niño, ella sabía el amor que sentían el uno por el otro, así que, se encargó de que esto llegase al destinatario de las más dulces caligrafías del difunto.

Un muchacho de cabello rojo se encontraba rodeado de gente extraña, su mirada rota al igual que su corazón. Sabía que un grupo le miraba con odio y rencor, lo merecía, se cuestionaba ser el quien se encontraba frente a ese montón de flores, había sido cobarde, un infame y mentiroso, ahora pagaba el precio de sus acciones viendo cómo ese montón de extraños despedían al hermoso chico de sonrisa gingival que tanto amaba.
Llevaba tiempo sufriendo por aquella persona, era hipócrita luego de sus acciones, le engañó y rompió su corazón. Muy tarde, se dio cuenta que había cometido un error cuando ya no había vuelta atrás, el peor día de su vida fue ese donde la madre de su amado se presentó en su puerta con un sobre, pensó ¿Por que no vino el?
Su mundo se derrumbó cuando la vio llorar y murmurar un "doyoung falleció pero quería que tuvieras esto" mientras la sostenía entre sus brazos y comprendió que todo se paga, que el karma era una mierda, que le estaba tocando a él y termino por romperse junto a la mujer.
Ahora de pie por última vez frente a su adoración supo y acepto.

La herida que siempre sangrará.

f.o.f; yudo / doyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora