Cap. 23

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Ludwig había vuelto sano y salvo, pero estaba en un estado terrible.

Cuando vi las heridas en sus brazos y cuerpo. Me encogí.

- Lo siento, Santidad. Todavía me falta...

Luciana condujo a Ludwig a una habitación, e inmediatamente se puso de rodillas con su cuerpo herido.

- ¡Idiota!

Todo esto había sucedido porque el anciano Marxen se había llevado a Ludwig.

Me cabreé cuando me enteré de lo que había hecho, pero cuando recordé que había muerto, me tranquilicé.

- ¿Solo está lesionado? ¿O hay algo más?

Luciana respondió a mi pregunta.

- Ya usamos la magia de desintoxicación para contrarrestar el veneno de su interior. Tuvimos suerte de que fuera un veneno que pudiera ser neutralizado por la magia.

- ¿Qué demonios ha pasado?

Ludwig negó con la cabeza para demostrar que no lo sabía.

- El anciano Marxen me dijo que patrullara la zona solo, así que me fui. Pero fui atacado por un asaltante no identificado.

Incliné la cabeza.

- ¿Qué? Pensé que lo había matado una bestia.

La expresión de Ludwig se volvió rígida. Parecía que no sabía qué había pasado.

Tuve la sensación de que algo estaba mal.

Si había sido un asaltante no identificado, entonces alguien estaba tratando de llegar a Ludwig

- Santa, esto es...

Ludwig me dio algo con su cuerpo maltrecho. Era una pequeña insignia, y enseguida reconocí lo que era.

- ....

No había manera de que pudiera confundir el patrón que representaba una estrella naciente. Era el símbolo del senado de Vios.

Me agarré con fuerza a la placa y dije.

- Así que el anciano Marxen estaba tratando de matarte.

Me sentí como si alguien me hubiera echado agua fría.

El anciano Marxen no quería perder su poder divino, así que había intentado matar a Ludwig para cumplir su promesa. Se me heló la sangre.

- Dios mío.

Sabía que la gente del Sacro Imperio no veía a los forasteros como humanos, pero nunca imaginé que vería algo así con mis propios ojos.

'Casi pierdo a Ludwig aquí'.

Me he mareado.

- Lo siento, Santidad. Todavía estoy débil...

- Si lo sientes tanto, recupérate rápidamente.

Al decir esto, una luz brillante salió de la punta de mis dedos.

La Luz curativa envolvió a Ludwig y lo curó inmediatamente.

Los ojos de Ludwig temblaban al mirarme.

- Pensar que la propia santa me curaría.

- Y toma esto.

Le devolví la espada sagrada que le había quitado.

- Santa...

- No puedo tomar esto hasta que me convierta en una persona digna de sostener la espada sagrada.

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