Cap. 08

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La luz se reflejaba sobre mi cabeza.

Levanté la vista y miré por encima de la luz angular.

Había un silencio espeluznante en la sala.

Podía sentir los únicos ojos me miraban a mis espaldas en este espacio lleno de luz doctrinaria y el sonido sin aliento de los rezadores.

Melkiade.

El hombre que ahora es mi padre estaba sentado a un lado de la catedral.

Se oía un sonido intermitente de voz clara desde el lado que llevaba el mensaje de la oración.

- ".......Así que te doy mi nombre, esperando el día en que su hijo vuelva."

Se tomaron de las manos. Me senté con reverencia en el medio de lo sagrado, de aire limpio.

- "Voy a buscar alrededor de las tres más amplio estatuas y volver a sus brazos, de acuerdo a los deseos de tu madre."

El papel se colocado en el altar se fue quemado con un abrasador fuego.

Al mismo tiempo, la lápida de la tumba que estaba en frente de mí brilló y su nombre fue excavado.

<Amelia Priscilla>

Mi nombre es "Amelia", que fue dado por Melkiade, está grabado al lado del nombre "Priscilla", el original de la heroína.

Esta fue mi decisión.

'No puedes deshacerte de Priscilla en este mundo.'

No fue simplemente porque es el nombre de la heroína original.

Tal vez soy la única que sabe por qué Priscilla tiene el nombre de Priscilla.

'No puedo vivir como Priscilla. Porque yo no soy la verdadera Priscilla.'

Pero puedo recordar.

'Nunca olvidare que yo soy Priscilla.'

Esta fue la prueba de mi determinación.

La luz de mi nombre, que había sido grabada, no desapareció.

En la parte superior de la misma, se habían escrito nombres de los innumerables Santas cuyas luces estaban apagadas.

- "Para que el glorioso juicio y la luz de la verdad brille sobre nosotros."

La última oración ha terminado.

La ceremonia también ha terminado.

◈◆◈◆◈◆

- "Ahora sal de aquí."

- "¡Ok!"

Melkiade miró mi reacción. Sonriendo, preguntó con una voz misteriosa.

- "¿No es triste irse?"

Abrí mucho los ojos ante las palabras de Melkiade.

- "¡Papá... ¿estás preocupado por mí?!"

- "¡No! ¡Es emocionante!"

Papá también debe quererme. Me aferré a los brazos de Melkiade y él me lanzó una mirada confusa.

- "......es muy emocionante irse?"

- "¡¡¡No me importa lo que pase!!! ¡Papá está preocupado por mí!"

Incluso quise designar esta expresión como una reliquia familiar porque estaba hecha de una estatua.

- "Papá, pero tengo un favor que pedirte."

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