Capítulo 10

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Camino tranquilamente por las estrechas calles de Roma. Disfruto mi paseo al máximo y obviamente entre a algunas tiendas a comprar ropa y una que otra joya.

Salgo de una de las sucursales de la marca más famosa de Italia, Gucci. Doy dos pasos y mi teléfono suena, al momento sale el nombre de Matthew en la pantalla.

- Hola Mat. ¿Qué pasa? ¿Por qué llamas?

- Supongo que ya llegaste.

- Supones bien.

- Los turcos quieren hablar contigo.

- Sabes que no doy la cara.

- Lo sé, pero insisten.

- Diles que estoy ocupada que por ahora no podrá ser. Y cómo siempre encárgate del negocio.

- Bien, hablaré con ellos.

- Adiós Mat, a partir de ahora sabes que no me puedes llamar. Cuida bien del negocio y de la casa.

- Así será.

Cuelgo la llamada y sigo mi camino de regreso al hotel en el que me estoy hospedando. Se preguntarán cómo llegué a aquí si ayer estaba en Rusia. Pues les cuento lo que pasó.

Pasé un lindo día con Matthew y Andy y en la noche justo después de cenar recibí una llamada de mi jefe.

- Harry ¿qué pasa?

- El hombre no quiere hablar así que pasamos al plan B.

- Entendido, cuando quieres que lo empiece a ejecutar.

- Mañana mismo. Ya tienes pasaje de avión. Te vas a las nueve de la mañana.

- Bien.

Termino la llamada y me dirijo a mi cuarto a preparar la maleta. No cargo con mucho ya que me puedo comprar lo que quiera cuando llegue.

El plan B es muy sencillo de explicar, me mandan a Italia con una identidad falsa para que me infiltre en la organización de Lucio y desde ahí sacar información para atraparlo.

Pero como todo tiene sus contras, el primero es que en cuestión de segundos sabrán mi verdadera identidad por sus contactos. Luego está el hecho de que entrar y ser alguien de confianza es muy complicado y lleva tiempo.

Así que modifique el plan a mi conveniencia. Decidí ahorrarme la parte en la que me descubren y empezar a correr peligro desde el principio. Ya saben que me gusta la adrenalina.

Como era de esperar, dormi y al día siguiente tomé el vuelo a Roma y bueno pasé de cambiar mi apariencia y preferí turistiar más que nada porque así encontraría a mi objetivo.

Miro la hora en mi reloj de muñeca comprobando el tiempo que tengo para llegar a Vía di Panico. Camino un poco rápido para llegar aunque apenas estoy a una cuadra. Cuando llego disimulo caminando con mis bolsas por la calle.

Ante mí pasan dos autos, el primero contiene a un hombre con la ventanilla medio baja y que al pasar se me queda mirando. Al igual que yo por unos minutos le doy una ojeada.

El Ángel del infierno +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora