Capítulo 3

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Mis sentidos se agudizan, mi piel siente la humedad. Mi cuerpo se encuentra encharcado, por los poros de mi piel se siente el frío y algo sólido junto a mí. Mis ojos se abren de golpe por mí sobresalto y mi mente se queda en blanco por unos momentos.

Recorro el lugar con la vista hasta percatarme de que esta es mi habitación y minutos después vienen los recuerdos de anoche. Miro mi cuerpo, está casi en su totalidad lleno de sangre producto del charco que me rodea.

A mi derecha encuentro en cuerpo del que sería mi marido y ahora solo es un ser sin vida. Me levanto y me quito el vestido dejando que caiga a mis pies.

Camino hacia el baño y una vez en él me quitó la ropa interior y tomo un baño. La ducha empapa mi cuerpo manchado el piso de un color rojizo. Restriego mi cuerpo tratando de borrar todo rastro del hombre al que amaba y lavo mi cabello para luego aclararme con el chorro de agua.

Salgo totalmente limpia y envuelta en una toalla, me dirijo a mi armario y saco una tanga y un conjunto de color rojo vino. Me visto y luego me maquillo para después hacerme una coleta alta y ponerme unos tacones negros de cuña alta.

Sin mirar atrás salgo del cuarto y voy a la habitación de Matthew. Todavía es algo temprano por lo que todos duermen y él de seguro se estará preparando para salir a entrenar.

Llego a mi destino y toco la puerta con mis nudillos antes de entrar. Al abrirla un poco veo a mi mano derecha poniéndose unos pantalones y con el torso descubierto.

Carraspeo mi garganta y él enseguida se voltea quedando de frente a mí. Sus ojos no pueden evitar recorrerme todo el cuerpo y luego quedarse en los míos.

- ¿Necesita algo?

- Sí, el cuerpo de Alek se encuentra en mi cama. Necesito que te deshagas de él y que mandes a comprar un colchón nuevo. Ese ya no se podrá volver a utilizar.

Su cara de sorpresa es notable al entender lo que he hecho pero luego se vuelve inexpresivo.

- Entendido. - se dispone a hacer lo que le pido.

- Antes de que te vayas te voy a pedir que nadie te vea hacerlo y menos el niño.

- Está bien, yo me encargo de todo.

Asiento para darle a entender que estoy de acuerdo y con ese gesto se marcha. Yo aprovecho su ausencia y se acuesto en su cama para descansar un rato. Una vez en ella su aroma de inunda la nariz haciendo que sonría.

Me acomodo boca abajo y con una de mis manos envuelvo una almohada. Una vez cómoda no tardo mucho en quedarme dormida.

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Me despierto alarmada por un ruido y unos minutos después el colchón de hunde. Miro en esa dirección y encuentro a Mat acostado boca arriba.

Me mira a los ojos como tantas veces y luego de unos minutos me dice:

- Ya está hecho, nana está limpiando tu cuarto ahora y en un rato traerán el nuevo colchón para tu cama.

- Bien. - giré mi cabeza y cerré los ojos.

Un instante después siento el brazo de Mat rodeando mi cuerpo y acercándome a él acomodándose junto a mí.

- Ya que rompiste mi rutina y no pude hacer el entrenamiento. Lo haré contigo en la tarde. - luego de sus palabras acomodó su cabeza en mi espalda y todo quedó en silencio.

El tiempo pasó y no pude seguir en la cama por más tiempo así que me levante con cuidado para no despertar a Matthew. Salí de ahí directo a la cocina y me preparé algo para desayunar y luego me encerré en mi oficina.

El Ángel del infierno +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora