La regla de tres

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La mañana en la mansión fue un poco agitada, todo debido a un recién llegado. Las chicas estabas más que contentas con que Gambito estuviera rondando por los pasillos.

— ¿Hasta cuando te quedaras? - pregunto una.

— No creo que por mucho tiempo - respondió este.

— Lo mismo dijo la última vez - murmuraban los chicos.

Al igual que conmigo, Remy fue sometido a una conferencia de prensa mutante. Respondía todas las preguntas con sumo encanto, lo que hacía suspirar a más de alguna.

— ¿Cuándo llegaste? - resonó en algún lado de la multitud.

— Anoche.

Hubo muchos gritos de sorpresa.

- !Anoche! - exclamaron - ¿Y por qué nos enteramos apenas ahora?

Remy rio.

— Me quede charlando con unos amigos.

Anoche.

Ambos miramos lo mismo, la figura de alguien a la luz de la luna. Sonreímos, ambos saltamos a la primera planta.

— Mira lo que trajo el gato - dije una vez que estuvimos cerca.

— ¿Feliz de verme? - sonrió Remy Lebeu.

— Casi.

— No quería interrumpir.

— Convengamos que nunca llegas en los mejores momentos - dijo Logan burlón.

— Esta vez me abstuve, no quería interrumpir el momento entre ustedes dos

Logan y yo nos removimos un poco incómodos. Hicimos pasar a Remy a la terraza. Mientras Logan iba por algo de beber, nosotros charlamos. 

Le conté a Remy todo lo que había pasado en Berlín y luego en Siberia. Sentí mi pecho más ligero después de haberle dicho todo.

— Qué idiota - dijo una vez que termine. Parecía sorprendido y molesto - ¿Quién diría que el capitán haría esa estupidez?

- Sí, fue un idiota por haberle mentido a Tony ...

- ¿Tony? No hablaba de eso - dijo precipitado - hablo de haberse atrevido a engañarte.

Deje salir una risa sarcástica.

- Los callados son los peores - dije mirando en otra dirección, Remy lo confirmo con un movimiento de cabeza - además era la sobrina de un viejo amor.

- ¿!Qué?! ¿Es en serio? - exclamo indignado. Remy paso unos segundo negando con la cabeza, hasta que sorpresivamente me dio un abrazo.

- ¿Qué haces? - pregunte riendo.

- Consolándote - respondió, dio unas palmadas en mi cabeza. Es gracioso, como si no supiera consolar o no está seguro como reaccionar o simplemente no sabe qué hacer - ese idiota no te merece.

Hundí mi rostro en su brazo, deje escapar una risa.

- Tal vez.

- No es un tal vez, es una afirmación ... Vales demasiado para ese idiota.

Me aparté para mirarlo.

- Gracias, Remy.

Este me sonrió. Mirando de cerca a Remy, este se ve muy apuesto a la luz de la luna, y los ojos rojos lo hacen parecer un ser misterioso. Además, de que es la primera vez que veo una sonrisa de consuelo en él.

- !Ya Estoy De Regreso! - anuncio Logan a mitad del corredor. 

Inmediatamente, Remy se apartó y volvió a su posición en la baranda de la terraza. Eso me hizo reír otra vez, me acomodé junto a él. 

La chica mutante IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora