Capítulo 2

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Han Do era el último hijo de una familia de cuatro hermanos, y así mismo el único omega entre ellos. Para una familia que estaba llena de alfas, el que naciera un omega podría ser casi una desgracia, pero no fue el caso de los Seo, sino que Han Do había sido bien recibido por ellos y amado durante toda su niñez.

Cuando Han Do nació, Taek Soo, el hermano mayor ya tenía diez años, y junto con Han Soo que tenía un año menos, entendían perfectamente que en el futuro tendrían que cuidar de su pequeño hermano, porque parecía tan frágil, como si se pudiera romper tan fácilmente, que incluso tomarlo en brazos les daba miedo, y quizás el que más problemas tuvo para adaptarse a su nacimiento fue Do Soo, que en aquel entonces sólo tenía seis años, y debía de aceptar que el bebé necesitaba mucha atención, que dejó de ser el menor y alguien más robaba gran parte de la atención que su papá omega le daba.

Do Soo fue el hermano "malo" de entre todos, porque fue el que más hizo llorar a Han Do, a veces robando sus juguetes y cuando sus lágrimas se hacían presentes, se los devolvía con temor de ser regañado por sus padres, pero lo único que ganaba era miradas comprensivas y un movimiento de cabeza por parte de su papá omega, y una mirada un poco severa de su otro papá que también era un alfa.

Cuando Taek Soo y Han Soo se presentaron como alfas, se volvieron más protectores con Han Do que cuando este nació, casi seguros de que por el suave carácter y aroma de su hermano, este era un omega, y todos en la familia parecían convencerse más de eso con el pasar de los años, y todos estaban bien con eso, incluso Do Soo, que cuando también se presentó como alfa, pareció volverse demasiado protector con su hermano menor.

Han Do era el niño de los ojos de los tres alfas, ellos estarían dispuestos a dar sus vidas por él y hasta a matar si alguien llegara a colocarle una mano encima, por eso, si se enteraran de que su matrimonio era un infierno para el omega, hace mucho tiempo que hubiesen intervenido; habrían torturado a Woo Sik hasta casi matarlo, dejándolo continuar con vida solo para ver como sus actos habían hundido la empresa por la que sus padres tanto se esforzaron.

Si los hermanos Seo se enteraran de que su pequeño omega era atado a la cama, y las feromonas de Woo Sik eran utilizadas para dejarlo casi inconsciente mientras él tomaba su cuerpo, hace mucho tiempo que la familia Min hubiera desaparecido del mapa no solo de los negocios.

Woo Sik no usaba sus feromonas para provocar sexualmente a Han Do, sino para subyugarlo hasta el punto de que sus piernas no pudieran mantenerlo en pie, atándolo a la cama sólo por su propio placer, por humillarlo y no tener que preocuparse porque intentara escapar, porque eso lo colocaba de peor humor y no podía regocijarse del momento, de verlo retorcerse de dolor por cada cosa que le hacía.

Los dedos de Woo Sik se enredaron en el cabello de Han Do, luego levantó su cabeza y la ladeó, exhalando el humo en su rostro, viendo como los bonitos rasgos del omega se contraían en una mueca de desagrado, porque odiaba el humo del cigarrillo, pero frente a su esposo había aprendido a no mostrarlo, a parecer que no le molestaba cuando en realidad había querido que lo apagara.

—Demasiado feo —dijo mirando el cigarrillo y rió —si tus hermanos no me hubieran obligado a casarme contigo, ¿crees que lo habría hecho?

Han Do no necesitaba que se lo recordara, porque sabía que no era así, que Woo Sik no estaba enamorado de él ni en el pasado, ni ahora, ya que siempre que tenía la oportunidad de recordárselo lo hacía, lo supo desde el primer momento en que estuvieron comprometidos, pero la confirmación del infierno que le sería hecho vivir, empezó con su noche de bodas, cuando lo que debía de ser un buen momento para los dos, se convirtió en una tortura para el omega, como cada vez que compartían la cama.

—Woo Sik, por favor, para —murmuró apretando sus ojos.

Los ojos de Woo Sik se apartaron del cigarrillo y se posaron en la blanca espalda del omega, la cual tenía algunas pequeñas cicatrices por quemadura, las que eran casi imperceptibles, y que tenían a Min verdaderamente sorprendido, que le hizo sentir querer burlarse de él por lo cuidadoso que era con su piel ya que las marcas debería ser más visibles de lo que eran.

Amargo (Completa en dreame, Joyread)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora