capítulo 2.

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Frente al lente: conversaciones filosóficas, risas en la oscuridad, un beso volado, más risas y sonrisas en la oscuridad. Los ilumina las románticas luces amarillas de las habitaciones que Alejandro y Shakira habían poblado con sus presencias durante varios minutos cada una y también el flash de la videocámara. Finalmente y al Alejandro haber terminado de registrar en video una pequeña entrevista a la rubia, el flash se apaga y, con él, la cámara también. Creen que ya no queda más por grabar. Ambos se quedan mirando sonrientes. Piensan además que, por hoy, al ya haber trabajado y haberse distraído, tal vez la colombiana ya deba irse a casa... claro, ninguno de los dos lo quiere así.

La cerveza que sostenía Shakira en sus manos ya se ha acabado. Alejandro claro que llegó a ir tomando la suya mientras hacía de entrevistador.

Hace calor en el cuarto en el cual Alejandro guarda sus guitarras. O también puede ser que el alcohol ya ha ingresado suficiente a la sangre de ambos. La chica, sentadita en el suelo, sigue siendo presa de la mirada del español. Él adora que ella esté usando con una pequeña camiseta de delgados tirantes y no deja de ver sus bronceadas clavículas. "Vámonos de aquí, princesa" le tienta Alejandro, extendiéndole la mano. Shakira se pone de pie y va caminando con sus pies descalzos. Juntos, llegan a la sala principal. Se dan cuenta que al parecer ya no hay nadie en la casa y ambos asumen que los productores ya se habrán ido. Entonces Ale se sienta en el sillón al frente del que se sienta Shak, quien se toma la confianza de recostar su menudo cuerpo entero.

Por la cabeza de Alejandro pasaba, mientras estando un poco achispado por la cerveza veía a la latina acomodarse, todos los rumores que había llegado a ver de la prensa a lo largo de estos días: "Alejandro Sanz y Shakira están juntos". Eso que habían sido pocos comparados con los miles de artículos que vendrán una vez salga a la luz La tortura, canción en la que vienen trabajando. Aún peor: se les va a volar la cabeza al mundo entero a penas vean el respectivo videoclip.

También piensa en su matrimonio. Seguramente él fue el único responsable de tirarlo por la borda y a su ex mujer la pintarán por siempre como una pobre víctima herida, pero es que a partir de que engañó a Jaydy ya no planea aguantarse las ganas al estar ante cualquier mujer que él considere monumento y digna de pertenecerle. Si va a ser pintado como el malo de la película, pues será un buen villano. Y cómo ama él a la mujer: la mejor creación de Dios.

—De verdad te había extrañado —le comenta él.

—Ya me lo dijiste, Ale.

—No te rías, que es verdad.

—Bueno, bueno, me estás viendo ahora mismo y estoy contigo. Ya no tienes por qué extrañarme más.

Algún detalle en la sonrisa de la rubia le habrá parecido razón suficiente al pelinegro para ponerse de pie e ir hacia ella. Logra ponerse de rodillas ante el sillón de Shakira, para estar a la altura de su femenino rostro y sin importar que esta lo ha mirado con cara de desconcierto. Por seguir sin entender nada con el pasar de los segundos, Shakira ríe.

—¿Me vas a pedir matrimonio? —bromea ella.

—Sí, Shak. Cásate conmigo, colombianita. Eres la mujer más mágica que he conocido jamás.

—Ya basta, Ale —la mujer intenta allanar la situación con otra risa.

—He visto tres mujeres tan celestiales que me han dejado sin aliento a lo largo de mi vida: mi madre, mi hija Manuela y tú. Me siento tan pequeño y baldío cuando estoy contigo que solo puedo adorarte de la manera más perpetua que se me permita. Casémonos, Shak.

—Has de estar muy pasadito de copas, eh.

A la chica solo le dan las fuerzas para susurrar. Ella es una poeta, así que sabe reconocer cuando un trovador de su calaña declama palabras que verdaderamente nacen del alma. Sin embargo, como también es artista, sabe que ellos son mentirosos por naturaleza. Puede que Alejandro se haya dejado llevar por el espíritu bohemio y todo el palabrerío del matrimonio tan solo sea una analogía sobre lo que realmente quiere decir.

Así, pasado de copas, Alejandro le acaricia el cabello. Le hace suaves masajes en la cabeza. Shakira cierra los ojos; deja caer su cabeza para atrás. En sus nacientes alucinaciones, ella piensa en Antonio: vaya, no se había acordado de su novio en toda la noche. Con Antonio el amor era distinto porque ella es la emocional, la sensible, la que plasmaba su sentir en preciosas letras de canciones. A su argentino novio a veces se le hacía complicado tocar las fibras de ella. En su lugar, Alejandro con una sola mirada destrozaba miles de fibras en su interior. Por su cabeza pasan las ideas: "ojalá Antonio tenga 10 centavos de la desnudez de alma que Alejandro me demuestra". 

Ale se pregunta en qué estará pensando la mujer. Se ve tan bella con los ojos cerrados. Esas pestañas, negritas negritas; parecen de muñeca. Le sigue acariciando los cabellos. Baja la mirada y ve su pequeña nariz; también es como de porcelana. Y esos labios rosas... ya no había más tiempo para seguir dejándose tentar. Él decide rozar sus dedos con los labios de ella. Ella se ha decidido relajar y no titubear. Recuerda cómo alguna vez algún amigo suyo de la adolescencia le dijo al español: "cuando una mujer abre los labios ante ti, como si le fueras a colocar un chupón, es porque te quiere dentro de su cavidad". A sus treinta y pico años él ahora piensa en esa frase y le parece hasta grosera, pero tal vez no deje de tener razón.

—¿Qué pasa si te beso, Shak? —le susurra él, totalmente rendido en espíritu y verdad ante la amiga suya que había decidido que, a partir de hoy y dejando de lado lo que pase, dejará de ser solamente una amiga más para ser una mujer que tendrá en un altar por siempre.

vete y pásatelo bien por nosotros dos! 一 shakira y alejandroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora