capítulo 3.

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Alejandro sigue suspirando por sobre los labios de Shakira. Las ganas de besarla crecen por cada segundo que pasa.

—Antonio se va a enloquecer si se entera —agrega ella entre risas, aún con los ojos cerrados.

De pronto, suena el celular de Alejandro. A pesar de que refunfuña, sabe que no lo puede poner en silencio porque es necesario que siempre esté comunicado. Este hombre lo saca y es un mensaje de texto. Lo lee con la mente.

Recuerda que rentamos una habitación de hotel para las cero horas. No me falles esta vez, loco!!!

Te veo allá. 

XOXO, Valeria.

"Maldito casanova, como te gustan las mujeres. No tienes remedio" se dice a sí mismo y solo le queda soltar un risilla. Después de tanto jugueteo con Shakira, se le olvida de que está aún viendo a Valeria, madre de su hijo Alexander, producto de su relación extramatrimonial. 

El mujeriego Alejandro se pone de pie. La rubia Shakira abre los ojos. Este hombre extiende la mano a la damisela y ella también, entre dudas mentales, se pone de pie.

—Tienes razón, chiquita —agrega Ale, con afán de bromear—. Antonio se va a enloquecer si se entera que otro hombre ha besado mejor que él a su mujer.

Shak tiene que admitir que tal vez creyó en la posibilidad de dejar que sus labios sean poseídos esa noche por el madrileño; se le nota en la cara que sabe besar a una mujer. Sin embargo, alguien que seguramente sabe besar mejor es Antonio, el hombre que a pesar de todo ama fervientemente. Si tiene que escoger entre un español y un argentino, en su momento de mayor sabiduría sabe que va a terminar escogiendo el "¿Qué decís?" de su enamorado. 

Entonces gracias a un rayo de luz milagroso, ambos entran en razón. Son adultos y ya han aprendido a pensar con la cabeza fría. 

Alejandro se sincera con ella y le cuenta de la cita que tiene con Valeria. Ella, con melancolía pero mucha más comprensión, le ofrece que bailen una última pieza de baile de la noche antes de que cada uno tome sus distintas riendas. Entonces el hombre enciende la radio: una suave balada mexicana de los años 50 ambienta la sala de estar. Los amigos se sostienen cuales amantes y van moviendo los pies. 1, 2, 3... 1, 2, 3... suenan sus pasos. 1, 2,3... 1, 2, 3... se siguen compenetrando. 1, 2, 3... 1, 2, 3...

—Me gustas mucho, Shak —le cuenta Alejandro, susurrándole al oído mientras la joven posa su cabeza en su masculino hombro—, pero eres de esas mujeres que están para admirar. Eres mi gran imposible de toda la vida y la única forma de tenerte siempre conmigo, orbitando entre danzas, es con tu amistad. Espero me dure por un largo tiempo.

vete y pásatelo bien por nosotros dos! 一 shakira y alejandroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora