|CUATRO|

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Amalia se volteó encontrándose con la mirada enloquecida de Marco mientras la apuñalaba de forma frenética.

—Maldito mocoso—dijo ella llena de odio.

Lieselotte aprovechó ese instante para levantar el arma y disparar. El revólver quedó justo en su barbilla, lo que provocó un desastre pegajoso de sangre. Amalia cayó muerta al suelo.
Lieselotte perdió toda la fuerza al saber que ya no lastimaría a Marco. Su hermanito estaba petrificado sosteniendo la navaja cubierto de sangre. Sabía que ahora tendría un trauma para toda la vida, pero no le importaba. Estaba vivo, respiraba y tenía todo un camino por delante.

—Mar...

Ese era su límite. De hecho estaba bastante sorprendida de haber aguantado tanto, se derrumbó en el suelo inconsciente. Marco soltó la navaja y se acercó a Lieselotte.

—María Luisa—susurró su nombre. Él comenzó a negar abatido mientras observaba su cuerpo inmóvil.
—No me puedes dejar, Marilú—sus lágrimas eran silenciosas y apagadas.
—Es mi culpa—comprendió Marco al ver a Amalia en el suelo muerta.

Esto se pudo haber evitado, si tan sólo no hubiera querido salvarla.

—Si hubiera permanecido callado, si la hubiera ignorado como dijo mi hermana —ella todavía estaría viva.

Marco agarró el revólver de la mano de Lieselotte. Colocó el arma a centímetros de su sien. Cerró sus ojos pensando que todo acabaría.

—Nos vemos, Marilú—iba a morir. Se quitaría la vida y estaría junto con su hermana para siempre.
—¡Marco, detente!—sorprendido por la llegada del hombre, Marco abrió los ojos.

La figura masculina se acercó con rapidez hacia él, agarró el revólver que sostenía con dureza y lo lanzó a un lado.

—Señor Xavier—dijo todavía impactado Marco Luis de su llegada.

Se suponía que llegarían en la mañana, estaba seguro que todavía faltaban alrededor de cinco horas para ello. Marco sólo se le quedó viendo.

—Maximiliano agarra a María Luisa, yo llevaré a la nana —ordenó Xavier ignorando al pequeño.

Marco ni siquiera había notado que detrás de Xavier había alguien. Se trataba del hermano menor del señor Xavier.
Maximiliano asintió en respuesta y levantó sin esfuerzo el cuerpo inmóvil de Lieselotte. A centímetros de él, Xavier cargaba a la nana sin siquiera sudar. Ambos se dirigieron hacia el ascensor. Ambas mujeres necesitaban atención médica inmediata.

—Vamos, no te quedes detrás —habló Xavier antes de continuar avanzando.

Marco salió de su estupor al escuchar sus palabras. Corrió detrás de Xavier y Maximiliano suplicando que su hermana estuviera bien.

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—¿Cuál es la situación? —inquirió el hombre al entrar en la habitación sin siquiera saludar.

Su aura imponente asfixió a todos los que estaban allí reunidos. Su mirada opresora era demasiado intimidante para siquiera mirarlo. No era para menos, se trataba del Jefe.

—Hasta ahora hemos contado a cincuenta muertos y dos heridos de gravedad—respondió el hombre rubio dando un paso al frente.

El hombre enarcó una ceja ante la suma de cadáveres que se apilaban en su Complejo. Había comprado los mejores equipos y contratado a los mejores para la seguridad. Aún así no fue suficiente para detener la masacre.

—¿Dónde está Xavier? —preguntó al no ver a la persona en cuestión que debía responder por semejante fiasco.

Todos miraron disimuladamente al hombre que previamente había contestado. Él dudó en responderle a su jefe, que también era su hermano mayor.

🖤"Quiero ser La Bella de tu BESTIA"🖤 #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora