Capítulo 7: Acercamiento

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Un ínfimo alfilerazo. Oscuridad. Los pinchazos se multiplicaron y cayeron en picada sobre su rostro. Gotas de lluvia, que golpearon con sutileza y desembocaron por los lados, le hicieron saber a Seok-jin que posiblemente no estaba muerto, que tan solo se encontraba tirado en la acera, bajo la interminable llovizna. Pero... también había algo más:

―Primero devoraré tu alma. Luego te usaré de saco de boxeo, solo para desquitarme.

Pasos furiosos rondaban adyacentes, chasqueando el húmedo pavimento.

―¡Jin! ¡Seok-jin!

La voz de Chlorine se hacía cada vez más cercana, animándolo a separar sus párpados, entonces alcanzó a divisar su silueta difuminada.

―Tranquilo, Jin-jin. Estarás bien.

―Sí... tranquilo... tan solo fue mi cabeza, mi espalda y mis órganos ―balbuceó, queriendo levantar un brazo, que por sí solo volvió a caer con flacidez.

El atacante rio desaforadamente, ganándose un insulto por parte de la muchacha, quien no dudó en girarse hacia él para darle su merecido. No obstante, la mano de Jimin se reposó delicadamente sobre su hombro, reteniéndola un momento.

―No, no. No manches tus manos, hermosa. Yo me encargo de esta escoria.

―Debe ser una brom... ―Intentó intervenir el sujeto, pero Jimin lo acalló de inmediato.

―¿Tengo cara de estar bromeando, pedazo de mierda? ―expuso, avanzando.

El tono de su voz era bajo, áspero y en combinación con su pronunciado ceño fruncido lo transformaba en algo que no se lograba ver muy seguido.

―Bueno, ¡¿y a ti qué mierda te importa de todas formas?!

―Kim Seok-jin-hyung es uno de nosotros. Si te metes con uno de los nuestros, te metes conmigo ―informó, tirando y cortando su gargantilla, dándole una sacudida y dejándola rígida como una varilla entre sus dedos decorados por varios anillos.

Con un gruñido audible el demonio avanzó directo hacia él, pero Jimin no solo lo eludió, sino que ciñó los cuatro dedos impropios con su mano, aplicando presión y rompiéndolos en el acto. No bastándole con ello y sus alaridos, Jimin ensartó su ahora petrificado accesorio en su cuello, atravesándolo de lado a lado, con intención de inmovilizarlo. Acto seguido, removió el arma, la enterró en su frente, y como movimiento final tomó su cráneo con ambas manos y dio un giro brusco, rompiéndole el cuello. Bien sabía que para matar definitivamente a un demonio se le debía cortar de cuajo la cabeza, extirparle su energía demoníaca y aprovechar su vitalidad, o ambas. Optó por la segunda opción: chasqueó audiblemente sus dedos, despertando su fiel sombra, la cual atravesó el cuerpo del infeliz, desprendiendo una gruesa bruma negra que se redireccionó hacia el ejecutor, penetró en su piel y unió a su cuerpo hasta que no quedó rastro alguno. Deslizó sus dedos por su boca y abrió sus ojos, cuyo resplandor ámbar se iba apagando y contempló aquel cuerpo ahora sin rastro de vida.

―Vaya mierda. Ni como alimento me serviste ―dijo con auténtico desdén, dando media vuelta e incorporándose con la chica ―. Está bien, Suni. Ve a descansar por hoy, yo me ocupo de todo ―le dijo, dándole una suave palmada en el hombro.

―No. Esto fue por mí. Yo me encargaré de él. ―Colocó su mano sobre la suya.

―Como quieras.

―Gracias, Jimin. Eso fue increíble ―dijo, regalándole un dulce beso en la mejilla.

―Sí. Sí lo fue. ―Apartó su mano de su hombro y se irguió.

En cuanto otros varios empleados aparecieron y, tras corroborar que era seguro moverlo, Jin fue llevado a la enfermería, en el piso superior.

―¡V! ―bramó Jimin finalmente, después de un largo rato de haber permanecido solitario y haberse empapado bajo la lluvia.

El infierno en la tierra (+18) #BNAWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora