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No recordaba con exactitud cuándo fue la primera vez que lo vio, pero siempre recordaba la primera vez que sintió su olor.

Su olor a cedro era un suave olor atrayente, tan elegante como especial, tan extravagante y salvaje... Cada vez que lo tenía cerca sentía que era transportado a un bosque del que no podía escapar, un bosque del que no quería escapar.

Cuando hablaron por primera vez le sorprendió lo amable que era Leo, lo fácil que era conversar con él, lo fácil que era hacerlo reír. Pensó con ironía que los clichés de alfa dominante perfecto encajaban completamente con él. Pero había algo que le molestaba y era que Leo controlaba muy bien sus feromonas, demasiado bien para su pesar, nunca podía saber si estaba molesto, alegre o triste y lamentablemente siempre quería más sin poder obtenerlo.

Con el pasar del tiempo se dió cuenta que le gustaba mucho hablar con él, mandarse mensajitos y hacerse llamaditas eran su rutina diaria y sus encuentros los fines de mes su forma de desconectarse del mundo. No sabía en qué momento se había acostumbrado tanto a Leo, a su leve olor, a su sonrisa... No sabía cuando sus encuentros de fin de mes dejaron de ser suficiente y se habían convertido en encuentros de fin de semana, con Leo manejando a Madrid para verlo o él mismo yendo a Barcelona cuando Leo no podía ir.

Para Cris cada partido que jugaban era un deleite, era un tiempo extra en su tiempo juntos, pero al final del día sin importar cómo terminará el marcador las críticas siempre caerían duramente sobre él. Desde "perdió como siempre ante el mejor" hasta "le ganó por un golpe de suerte" para el mundo era impensable que el gran alfa Messi sea derrotado por el omega Cristiano. Siempre era así...

Muchos decían que Cristiano era la imagen perfecta de la arrogancia y tal vez tenían razón porque cada uno de los comentarios le molestaban como pequeños piquetes de mosquitos, solo quería callarles la boca y sonreír mientras lo hacía. Era increíble el grado de competitividad que Messi le generaba, solo quería superarlo y ser el mejor. Era gracioso el contraste de su relación fuera y dentro de la cancha, ambos eran muy competitivos y siempre daban lo mejor de sí.

Sin embargo, para Cristiano hablar de Messi y Leo era completamente diferente, Leo era un chico amable, dulce y sencillo al que le gustaba hablar, un chico que era un poco bromista o hasta coqueto en ciertas ocasiones, le sorprendía la forma en la que Leo se comportaba frente a las cámaras siempre frío, distante, perfecto e inalcanzable poniéndose en su papel de Lionel Messi. Le gustaba eso porque él mismo no podía actuar de esa forma, él siempre decía lo que pensaba y esa talvez era la razón de sus críticas, era bastante impulsivo.

A pesar de todo le agradaba Leo, tal vez un poco demasiado y aún no sabía cómo nombrar a ese sentimiento tal vez ¿Amor?

No recordaba en qué momento empezó a sentir cosquilleos en el estómago cada vez que le escribía o llamaba, desde cuándo empezó a sentirse triste cuando no podían verse o desde qué momento había empezado a tomar prestadas sus sudaderas, solo para sentir su aroma, su aroma que lo volvía loco, y tampoco recordaba cuándo empezó a usar dichas sudaderas para atravesar sus celos solitarios.

Solo recordaba que todo cambió desde la primera vez que lo hizo... no podía ver a Leo a la cara, sentía que se moría de la vergüenza y el alfa lo noto, claro que lo hizo.

Había preguntado si es que había hecho algo malo... Cris se sentía aún más culpable por ello.

"No hiciste nada, es solo que... cómo que hice algo malo y no me lo puedo sacar de la cabeza" había respondido y Leo al ser una persona de pocas palabras no insistió y solo dijo

"Algún día me tendrás que contar"

Ojalá no llegue ese día. Pensó

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Hopelessly devoted - Cristessi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora