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Leo había empezado a tener sentimientos por Cris, no sabía desde cuándo, pero empezó a querer románticamente al portugués. Cris se había vuelto parte esencial de su día a día, amaba las horas que pasaban juntos en el teléfono y adoraba sus encuentros los fines de semana. Amaba todo lo referente al Omega, su forma de ser, su sonrisa, su voz, su olor, en especial su olor. Le fascinaban sus feromonas, era un dulzón olor a canela, cuando lo olía se sentía como un niño pequeño, esperando por los postres de su abuela en casa. Quería suponer que esa era la razón por la que había empezado a relacionar al omega con su hogar.

A diferencia de él, Cris solía expresar muchas cosas a través de sus feromonas, desde la más leve alegría hasta su molestia. Leo era muy controlador con sus feromonas, no le gustaba sentirse descontrolado era como una regla para él.

Sin embargo, Cris le había hecho romper esa regla en ciertas ocasiones, cómo la vez que lo llamó en medio de su celo, Cris se oía tan desesperado, tan necesitado que Leo tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no tomar un avión solo para estar con Cris. Había sido gracioso que Suárez prácticamente lo había encerrado para que no se fuera, ya que tenían un partido importante. Pero esa no fue la peor parte, lo peor fue el silencio de Cris, el Omega no quería contestar ninguna de sus llamadas y eso lo tenía muy molesto, lo tenía descontrolado, ninguno de sus compañeros podía siquiera acercarse.

Otra ocasión en la que rompió su propia regla fue durante su partido amistoso, se sentía tan molesto, no había tenido contacto con Cris desde el día de la llamada, se sentía usado. Y su molestia solo empeoraba, quería golpear a cada uno de los que abuchearon a su Omega.

Había tratado de hablar con Cris, pero de nuevo, se negó.

En algún momento Cris le había dicho que lo deje y eso fue suficiente para que perdiera totalmente el control, nunca había liberado de esa forma sus feromonas, se sentía tan salvaje y eso lo asustó. Cris, se veía asustado, pequeño... eso fue suficiente para traerlo de vuelta, se disculpó y prácticamente huyó del lugar.

Amaba a Cris, pero si él no lo quería, aunque le doliera mucho lo aceptaría, después de todo también tenía orgullo.

Había pasado un tiempo desde que cortó toda comunicación con el Omega, quería pensar que era lo mejor para ambos y quería mantenerse así.

Sin embargo, eso no había salido como esperaba y tenía que asistir a un evento en el que obviamente estaría el portugués. Estaba completamente decidido a ignorarlo, hasta que lo vio felizmente hablando con Marcelo Vieira, un compañero alfa de Cris. Y de nuevo volvió a romper su propia regla, se había sentido tan celoso y posesivo que se sentía con el derecho de ir por el omega. Se acercó sin pensarlo, sin importarle nada; sabía que estaba liberando demasiado sus feromonas, pero no podía y no quería controlarse.

***

Marcelo siempre era muy hablador y en otra ocasión estaría encantado de tener una conversación con Messi, pero había notado cierta tensión entre su amigo y el alfa. Cris estaba extrañamente muy callado y Leo le hablaba de manera un poco hostil y celosa. De pronto Cris quería irse y lucía muy pálido con su olor levemente más fuerte y dulce.

- Cris ¿estás bien? Te ves pálido. Te acompañar...-

- No es necesario - eso fue lo único que dijo antes de prácticamente huir del lugar.

- Disculpa Leo iré con él, no se veía muy bien -Se encontraba muy preocupado por su amigo, nunca lo había visto así antes, estaba dispuesto a ir hasta que el otro alfa lo detuvo con un firme agarre en su brazo.

- Es muy amable de tu parte, pero...- había algo feo en su voz - No quiero que te acerques a Cris, sé lo coqueto que eres - dicho eso, el alfa se fue por dónde el Omega se había ido.

En otra ocasión se hubiera ofendido por tal declaración, pero estaba muy sorprendido, su mente se llenó de preguntas ¿Cómo?¿Cuándo?

Diablos Cris y yo hablándote de mi nueva conquista

Pensó divertido, ya le sacaría información al Omega durante sus entrenamientos.

***

A Leo le sorprendería lo rápido que encontró al omega, pero ¿a quién quería engañar? Él siempre lo encontraría, incluso con los ojos cerrados y entre un millón de personas.

El omega se había escondido en un baño del lugar, había sentido algo raro durante su conversación, el aroma de Cris era más dulce de lo normal y Leo quería encerrarlo para que nadie más lo oliera.

Sí, eso sonaba muy bien...

Tocó levemente la puerta.

- Cristiano abre - paso un momento

- Leo - la puerta se abrió rápidamente y el Omega lo llevo dentro.

- Leo... Leo...- Cris lo estaba abrazando fuertemente - te extrañe demasiado...Leo,

Las feromonas de Cris estaban fuera de control

- Cristiano yo...- recordó brevemente que quería mantenerse alejado del omega - no debería estar aquí...- quiso darse la vuelta, pero el omega lo detuvo desesperadamente y lo beso.

Fue la primera vez que se besaban, pero sentía que lo habían hecho millones de veces. Fue demasiado desesperado, los labios de Cris eran suaves como los había imaginado y de pronto el ambiente se puso muy caliente. La falta de aire los hizo separarse y Cris lucía tan sexi... con el cabello revuelto, el rostro completamente sonrojado, sus labios brillantes y sus ojos desenfocados.

- Joder esto no es justo - quería reclamarle, pero solo pudo volver a besarlo.

Está vez fue lento y suave, sentía que había pasado una eternidad desde que lo tuvo tan cerca, desde que sentía su aroma que lo volvía loco, su aroma que despertaba sus instintos más primitivos. No quería que ese momento acabara, lo quería más cerca, le picaban las manos con ansia por tocarlo, sentirlo suyo, marcarlo como su omega para que todo el mundo supiera a quién le pertenecía. Esa simple idea hizo que sus pantalones se sintieran apretados...

- Leo... yo lo siento, estaba muy avergonzado... no sabía cómo hablar contigo - lo dijo muy rápido y agitado por la falta de aire - no quería que nos alejemos así, yo...- parecía que lloraría en cualquier momento y el corazón del alfa estaba muy acelerado - yo te quiero...-

En ese instante sintió que el mundo había dejado de girar, que el tiempo se había detenido y una inmensa felicidad llenó cada parte de su cuerpo.

- Yo también amor - ya no le importaba nada - no sabes cuánto, fue una tortura estar lejos de tí - se sentía en el cielo, Cris lo quería...

Habían empezado a besarse de nuevo, eran besos largos cargados de pasión.

Y cuando se quedaron sin aliento Leo había empezado a dejar pequeños besos en el rostro del portugués para que se calmara.

- Estás hirviendo amor - había olvidado porque se encontraban ahí - tus feromonas están por todos lados - se sentía un poco mareado, pero no le dió importancia - ¿Estás cerca de tu celo?

- No, pero tal vez lo esté pronto - Cris sonaba sin aliento - Leo tengo calor - el omega empezó a mordisquear su cuello - Estoy empapado...- había empezado a frotar sus caderas contra el alfa - Estoy preparado, por favor... te necesito Leo.

El alfa se quedó sin aliento, su mente nublada por el deseo exigía que se follara a Cris en ese mismo instante. Sin embargo, sabía que no era una buena idea, no quería que nadie los interrumpiera o que escucharan a Cris.

- ¿Recuerdas lo que te dije esa vez? - sus ansiosas manos empezaron a recorrer el cuerpo del portugués, deteniéndose en el trasero del omega

- ¡Ah! - el omega soltó un fuerte gemido por los toques del alfa.

- Espero que no tengas entrenamientos... porque vas a necesitar recuperarte después de la follada que te voy a dar.

Hopelessly devoted - Cristessi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora