❝ 𝗟𝗢𝗨𝗗² . . .

003

Jisung vivía junto con su abuela, y cuando sus padres se iban por algún viaje de trabajo quedaba a cargo de la señora.

Ese día eran una de las ocasiones, y la abuela Han insistió tanto de que se había hecho tan tarde –ya eran pasadas  las diez de la noche– y que deberían quedarse a dormir, que terminaron por aceptar, con la condición de obtener el permiso de la señora Yang.

Así que terminaron los cuatro apiñados en el cuarto de Jisung, con el colchón tamaño matrimonial de los padres del castaño en el suelo para que Jeongin, Minho y Felix se apretujaran y pudieran dormir los tres, mientras Jisung estaba cómodo en su cama, usando el celular.

—Auch. — se quejó Jeongin, con una mueca molesta.

—¡Felix, deja de patear!

—¡Me estoy acomodando!— se objetó revolviéndose en la cama demasiado, haciendo que las sábanas se corrieran y Minho quedara con medio cuerpo destapado, lo que hizo que comenzara a tironear por abrigo.

Jeongin enfrentaba hacerse pequeño entre los dos, que ya habían llevado la pelea a un punto absurdo.

—Honnie~— se quejó el castaño, agitando su mano en señas para que parara.

—¡Estás molestando a mi bebé!— Minho soltó las sábanas, deteniendo la pelea inmediatamente, para abrazar a Jeongin como si fuera a protegerlo de un monstruo.

— ¿Estás bien, Nini? ¿Te pateó muy fuerte el tipo feo ese? Dime y se las devuelvo...

—¡Que no pateo!— se quejó Felix. — Jisung diles la verdad, sólo son unos quejosos, tú no te quejas de nada cuando dormimos.

—Yo no siento tus patadas, Lixie. — dijo el castaño, sin quitar la vista de su celular.

—Si son novios, ¿Por qué no duermen juntos?— preguntó Minho, señalando a ambos.

—Ya no somos novios, Minho, ¿No lo recuerdas? Ahora soy tu novio y el de Jeongin.

—Entonces ¿Por qué no vienes a dormir con nosotros?

—Por que no voy a abandonar mi cama. — dijo, en tono obvio. — Pero si están muy apretados puede venir uno aquí, le hago espacio. — ofreció, dejó el celular para correrse hacia un lado de la cama.

Felix amagó a levantarse pero Jisung lo detuvo.

—Tú no, Jeonginnie, que es más pequeño y no me robará sábanas.

Jeongin hizo un puchero molesto al ser llamado pequeño, aunque sólo fue adorable a los ojos de los demás.

Sin pensarlo dos veces, se levantó para subir a la cama de Han, ignorando las súplicas de su novio para que no lo dejara con el rarito de Felix.