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— Algún día tendrás que decirles, Nini— dijo Minho, de brazos cruzados.

Hacía como una hora que Jeongin había convencido a Felix de que el tema de los medicamentos no tenía importancia.

Ahora, ambos estaban en casa, y Jeongin estaba en su tercer intento de pasar la pastilla, con las mejillas infladas y el ceño fruncido por las palabras de su novio.

Tragó con fuerza lo que tenía en la boca y bebió unos cuantos sorbos más para quitarse el sabor de la pastilla de la boca, al terminar, dejó la botella de agua sobre la mesa, con la vista baja.

— Jeongin, ¿Recuerdas cuando yo me enteré de eso? — dijo Minho con suavidad.

Jeongin asintió, por alguna razón se sentía como avergonzado, o culpable, quizás por haber visto tan mal a Minho por ese tema.

— Hay cosas que debes decir, ¿Recuerdas?.... Por más tristes que sean.

Jeongin no respondió, frunció el ceño, algo molesto.

A él no le gustaba hablar de eso, y creía que Minho debía respetarlo. En su pequeño enojo, no notó que Minho se había acercado a él, pasando un brazo sobre sus hombros en gesto protector, el rubio dejó un pequeño beso en su mejilla para que le prestará atención, Jeongin alzó la vista hacia él, fijándose en los ojos gatunos que lo miraban con algo de tristeza.

— Sólo digo, Innie, no te pongas así— dijo, en tono suave—. Pero cuando yo me enteré... No fue el mejor momento, no sé sintió bien y en serio tuve mucho miedo de perderte... No digo que si me lo hubieras dicho antes no me habría sentido así, pero... Quizás me habría ahorrado algo de desesperación— hizo una mueca, insatisfecho con las palabras.

No podía decir correctamente las cosas, esperaba que Jeongin lo hubiera entendido; porque simplemente no podía decirle "Quizás hubiera estado un poco más preparado", porque sonaría horrible, pero era lo más cercano a lo que sentía.

— Si lo que pasa es que no te gusta hablar de eso, dilo también— continuó—. Pero lo que tienes es importante— la vista de Minho subió de los ojos de Jeongin hacia su cabeza, acariciando su cabello con cariño—, creo que como tus mejores amigos, merecen saberlo.

Jeongin se sentía repentinamente mal, por más que una parte de él quería seguir sin decir nada, sabía que no podría guardarlo por siempre, y Minho tenía razón.

Prefería decírselo a los dos chicos sentados cómodamente en alguna de sus juntadas antes que tener que enterarse en una sala de hospital o con su llorona madre (por más que no quería que algo así pasara de nuevo, no podía olvidar la posibilidad).

Jeongin prefería ver todas las opciones negativas, para estar preparado para cualquier cosa que pudiera ocurrir, para no sentirse tan mal después.

Minho limpió una lágrima que había escapado, que Jeongin no había sentido, eso lo había hecho despertar un poco, irguiéndose de golpe, negando, borrando la idea de llorar.

— ¿Estás bien, bebé?

Jeongin asintió y forzó una pequeña sonrisa que Minho apenas creyó.

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