El conejo blanco

312 4 1
                                    

Cuatro de la madrugada, frente a la casa que marcaba un VI en su puerta se encontraba un anciano, este hombre vestido de chaqueta verde y zapatos desgastados giraba la perilla con inseguridad. La morada estaba iluminada por un faro de luz azul y el embriagante olor recorría la avenida por completo. Mori House era el nombre de la cantina oculta entre la obscuridad, el vecindario ya estaba más que acostumbrado a las brutales peleas dentro de la taberna.

Un hombre de traje negro y piel pálida recibió de manera formal a su invitado; al entrar pudo deleitar su vista de tan magnífica residencia. Los muebles eran de color negro, el piso de madera albergando una tonalidad chocolate, todo parecía sacado de un libro de fantasía, tan elegante, clásico y diferente a la vez.

Sentada en el amplio sofá se encontraba una joven mujer con su descendiente en brazos, puede que su edad no fuera de gran repercusión por el momento pero el calculaba cerca de treinta años o menos.

_Buenas noches - fue lo único que pudo decir a la madre que amamantaba a su hijo.

_Buenas noches - respondió ella amablemente.

Tomo asiento en frente a la fémina sin decir una palabra, lo más común habría sido comenzar una conversación como cualquier persona con uso de razón, hablar de sus gustos propios, entablar una amistad o alguna realidad ajena por el estilo;pero ellos no eran humanos comunes, eso lo tenía muy en cuenta.

Golpes fueron escuchados a través de el gran portón de madera, cinco para ser exactos, el chillido de como esta se iba abriendo izo que ambos alzaran la mirada hacia la entrada. Un joven alto de saco beige y corbata se asomo curioso, dirigió una sonrisa ladeada mientras preguntaba algo al de tez pálida, se alejo repentinamente a lo que podría ser el cuarto de baño; por un momento la que yacía recargada sobre el sillón quedo mirando perpleja las flores de color rojizo brillante al forje de sus tépalos fuertemente ondulados.

_ Red spider lily, la última vez que vi una de estas fue en un restaurante de comida China -soltó de repente sin alejar la vista.

_ ¿Te gusta la botánica?

_En realidad no, simplemente me encapriche con ellas al punto de querer saber su nombre.

Volvió a mirar a su pequeño que se mantenía correcto, sin hacer ningún desorden ni alterar la tranquilidad del momento, como si fuera una bestia amaestrada.

_Aun faltan dos - menciono el anciano.

_No deberían tardar, creó que estaba más que clara la puntualidad - coloco al recién nacido sobre el sillón repartiendo a los lados un par de cojines para su seguridad, un silencio incomodo surgió inmediatamente.

La afable resonancia de las notas recorría gradualmente el espacio, parecía robar parte de la esencia en su cuerpo, aunque a disgusto de eso debía admitir que la melodía era muy hermosa. Escucho los apresurados pasos del corredor hasta la estancia, le molestaba, interrumpía por completo su tranquilidad, era viejo y lo que menos deseaba era un escandalozo.

_Para ser exactos solo falta uno - interrumpió de manera brusca el joven de hace tan solo unos momentos - detrás de ustedes, por lo que puedo notar es solo la facha, un verdadero indigente no tiene el suficiente dinero para tener una perfecta manicura de no más de siete horas - el mencionado entre abrió los ojos - has estado escuchando todo este tiempo ¿No es así? - Volvió a cerrarlos una vez más sin importar el comentario - me preguntó qué clase de humano será el faltante.

El anfitrión que en ningún momento se entrometió dentro de la conversación ofreció a todos una taza de café junto con la charola de galletas que coloco en la mesilla de cristal.

_Un conejo blanco me ha invitado a beber café - menciono intrigada tomando entre sus palmas la pieza de cerámica - en un lugar que no es ni un restaurante y mucho menos un local - miro fijamente al hombre de unos veinticinco años vestido totalmente de negro - es un placer conocer al conejo y anfitrión que nos ah reunido a tales horas de la noche.

_El gusto es mío señora -se inclino un poco asiendo reverencia - con su permiso, llaman a la puerta.

_Así que después de todo resultó ser el - hablo el que se encontraba detrás - creí que sería alguien más interesante, pero no crees que es un poco precipitado decirlo por el solo hecho de su ofrecimiento.

_No es para nada precipitado, pronto lo entenderás - agrego el de mayor edad.

_Lo entiendo perfectamente buen hombre, es solo que deseaba escuchar todo el contexto por el cual ha llegado a esa conclusión.

_Aun así no es para eso a lo que hemos venido, a todos nos ha traído la curiosidad, o por lo menos en mi caso fue de esa forma - dijo un chico acompañado del convidante, sus ojos eran negros como lo más profundo de un bosque en plena noche de invierno, por su espalda se podía notar fácilmente la funda de un instrumento de cuerda frotada - no habrá problema si tomo una ¿no? - Sujeto la taza sobrante bebiendo de un pequeño sorbo sin agregar azúcar - podrías preparar otra y agregar un poco mas de cafeína, claro está si no hay molestia.

_Entendido


Juego de Mentes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora